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“Mentiras inteligentes” (originalmente en inglés “Clever Little Lies”) es una creación de Joe di Pietro. La versión que veremos aquí es de Pablo Rey y dirigida por la argentina Valeria Ambrosio.
La puesta nace de la pregunta: ¿Qué harías para salvar tu matrimonio? Ahí empieza la historia de Willy, un hombre casado que se enamora de otra mujer y decide contarle a su padre, Guillermo, lo que está sintiendo. Alicia, madre de Willy, logra adivinar el secreto de su hijo y cree que Juana, la esposa de Willy, debe conocer la verdad.
“No es lo mismo una mentira que una mentirita, hay una diferencia. La mentira ya involucra más peso, sin embargo las mentiritas son las que decimos todo el tiempo y no nos damos cuenta, como: “sí, ya estoy llegando” y uno todavía no salió de la casa, y cosas por el estilo”, dijo una risueña y amable Betiana Blum en comunicación telefónica desde Buenos Aires.
De la obra resaltó también que “está muy bien construida” porque “toca a todas las generaciones”, desde el matrimonio que ella representa con Arnaldo, y el matrimonio que interpretan Mariano y Florencia. “Está toda la problemática completa, y el planteo es qué pasa ante una situación muy comprometida ya. Uno de pronto para tratar de salvar algo dice una verdad en un mundo donde uno se acomoda con las mentiritas”, añadió la actriz argentina.
A ella le atrajo de esta propuesta su “inteligencia”, y que “con mucho sentido del humor muestra un tema profundo”, porque muestra “cómo nos manejamos en la vida acomodando todas las cosas y el peso que tiene la verdad”. A veces, dijo, “de pronto alguien tratando de salvar una situación y con la mejor intención dice algo que explota y cambia toda la realidad”. En cuanto a su personaje, contó, es la madre que “se juega toda su vida por su hijo”, e interpretarla le divierte mucho.
Un elenco bien aceitado
La obra, que viene de dos exitosas temporadas en el Teatro Astros de Buenos Aires, ahora llega a Paraguay, para luego ir a Uruguay y después a ciudades del interior de Argentina.
Blum contó que desde el inicio “se produjo muy buena química entre todos” sus compañeros de elenco. Gracias a eso, indicó, la función se hace “muy liviana y muy linda, porque trabajamos en armonía, y eso luce”. Esa armonía, señaló también, hace que “la obra llegue de otra manera que si hay conflictos”.
“Arnaldo es un compañero de lujo, es un tesoro. Es una persona de una gran experiencia y tiene una gran presencia escénica”, aseguró. Esa experiencia es también algo que tiene Martínez, “no tanto teatral pero sí de trabajar, pero tiene mucho humor y eso está presente en el escenario, pues es muy espontáneo y gracioso”, expresó. Florencia, por su parte, “es muy fresca, muy atractiva, está justa para su personaje”, afirmó.
Acerca de trabajar con Valeria Ambrosio, nuevamente, pues ella ya la había dirigido en “Yo amo a Shirley Valentine”, sostuvo que es una directora “muy práctica”, pues “en los ensayos se van viendo los conflictos de la obra” y Valeria “se fija mucho en la totalidad, tiene una visión muy rápida de espectáculo y lo plantea”.
Las entradas para la obra están en venta en Red UTS a G. 150.000 (Bronce), G. 200.000 (Plata) y G. 250.000 (Oro).
Vivir el personaje
Más allá de inclinarse con preferencia hacia el drama o la comedia, Betiana consideró que estos géneros no están tan separados. “Como actriz, desde donde yo miro, trato de reproducir algo vivo, un ser humano, o sea que esté vivo el personaje. Y nosotros cuando estamos vivos no separamos la risa del llanto, porque o nos reímos histéricamente cuando estamos mal o lloramos de risa”, apuntó. “Entonces puedo pasar de la comedia al drama en un segundo porque estoy viva. La vida es así y a mí me gusta trabajar así. Yo doy clases de teatro y también me importa buscar en la gente esta forma de trabajo, porque lo más importante es lo que está vivo. Entonces alguien no realmente actúa sino que es verdadero”, reflexionó sobre su labor.
Acerca de su rol de docente, ella califica a ese trabajo como “pasar la antorcha”, porque “no importa solamente lo técnico sino pasar el fuego, el amor, la disciplina y el compromiso”. Todo eso, dijo, “a veces falla” en una persona, porque “últimamente en todas las áreas se busca lo instantáneo, la cosa rápida, y no el compromiso de profundizar”.
Un teatro siempre vivo
“Una definición es que “El teatro es un enfermo crónico”, como que siempre está muriendo pero siempre sale adelante”, señaló al ser consultada sobre la situación actual de las artes escénicas en su país.
Blum observó que “la gente ama el teatro y de pronto sí puede haber más cantidad o menos según las posibilidades económicas, y en este momento estamos ajustados aquí, pero igual hay gente que va al teatro, igual sobrevive el teatro, y sobrevivimos los actores también”, mencionó entre risas.
Ella es una creyente del “arte fundamentalmente”, de “la conexión con la totalidad, con la divinidad a través del arte, de esa entrega”. Mencionó así que el actor y director Konstantin Stanislavski decía que “el teatro es un acto de amor”. Al respecto apuntó que “solo con amor vos podés entregarte a otra persona, que es un personaje, dejarlo ser y correrte”.
Incesante energía
Betiana, que ha pasado también por la televisión y el cine, está constamente trabajando, y esa energía que mantiene dice que sale “de Dios”. “La verdad que estoy muy agradecida a la vida, porque me canso obviamente, pero cuando tengo que trabajar la energía siempre está, nunca me falta. Eso lo agradezco mucho, lo disfruto y lo comparto”, indicó.
Pero además aseguró que más allá del dinero o los reconocimientos, una gran paga es el servicio. Recordó una vez que un taxista la llevaba, ella lo hizo reír y él le agradeció por eso. “Eso para mí es el Óscar ¿Qué más puedo pedir. Ese es el premio”, reconoció.
Actualmente está enfocada en la gira de “Mentiras inteligentes” y a la espera del estreno de la película “El día que me muera”, del director Néstor Sánchez Sotelo, que llegará a los cines en junio.
victoria.martinez@abc.com.py