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La película nos presenta a un grupo de amigos que se reúnen a cenar en el lujoso departamento de uno de ellos. Son amigos que se conocen desde siempre y que acostumbran a reunirse cada tanto. Aparentemente, no se ocultan nada, pero en una noche especial, en la que se da el fenómeno astronómico llamado “luna roja”, producido por un eclipse lunar, se darán cuenta de lo poco que saben el uno del otro.
En la película, la luna roja, o luna de sangre, altera los sentidos de la gente. Todo el mundo se vuelve más agresivo, incluso los perros. Esa misma noche, una de las mujeres del grupo propone un juego: Que todos coloquen sus celulares en el centro de la mesa y cada llamada o mensaje que llegue será escuchado o leído por todos. Cada uno tiene sus dudas con el juego, pero ninguno se anima a echarse atrás. Lo que parecía que sería una noche muy amena, de ricos platos y sabrosas bebidas, se convertirá en una pelea campal.
El filme plantea, de cierta forma, cómo hemos involucrado los celulares en nuestros cotidianos. Se han convertido en ventanas que nos comunican con otras realidades, que pueden ser muy diferentes de las que estamos viviendo en nuestras casas, en los lugares donde nos desempeñamos.
Los grupos de whatsapp, las redes sociales, las aplicaciones han entrado de lleno a nuestras vidas, y casi sin percatarnos, han tomado cuenta de nuestras acciones.
Alex de la Iglesia ha tomado la película original italiana, que fue dirigida por Paolo Genovese en 2016, y la ha incorporado a su estilo narrativo, con comodidad. Opera con, prácticamente, un solo decorado. Pero nos entrega una película de un ritmo enérgico, que es llevado adelante por un excelente grupo de actores que incluye a Belén Rueda, Eduardo Noriega, Eduard Fernández, Ernesto Alterio, entre otros.
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