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La película basada en la segunda novela de E. L. James es menos erótica y más absurda en sus diálogos y de nula intensidad dramática.
El filme solo puede gustar a las seguidoras fanáticas de la saga librera, un producto que originalmente ya era muy pobre. Parte de un contrasentido: endulzar algo que no puede serlo, las relaciones sadomasoquistas.
Todo es relativizado en plan de escenas de conquista al estilo de la serie televisiva “The Bachelor”, con sus paseos y cenas de ensueño. Promete mucho y no entrega nada. A pesar del tema que pretende enfocar, no hay conflicto. Todo es plano y soso, privilegiando escenas “bellas”.
En esta segunda película, Christian Grey (Jamie Dornan, el mismo de la serie televisiva “The Fall”, cosa de no creer) vuelve a intentar con Anastasia Steele (Dakota Johnson). Ella juega con que sí, con que no... el típico jueguito histérico, y finalmente cede ante el multimillonario, con la condición de que logre controlar su instinto sadomasoquista.
Todo va color de rosas hasta que aparecen las anteriores parejas de Christian, una joven que tiene cicatrices de haberse cortado las venas, y la mentora del muchacho (Kim Basinger). Por ahí está también el jefe de ella, para sumar más melodramatismo.
sferreira@abc.com.py.