El Índice Global de Pensiones 2025, elaborado por la consultora Mercer junto con el CFA Institute y la Monash University, ofrece una radiografía completa de 52 sistemas previsionales en todo el mundo, pero Paraguay no figura en el grupo analizado.
Este estudio evalúa tres dimensiones principales: suficiencia (los beneficios que ofrece), sostenibilidad (su capacidad de mantenerse en el tiempo) e integridad (la transparencia y regulación que lo respalda). A partir de estas variables, cada país recibe una calificación que va desde la A, para los sistemas más sólidos, hasta la E, para aquellos que aún se encuentran en etapas iniciales o con graves deficiencias estructurales.
De acuerdo con el informe, Países Bajos, Islandia, Dinamarca, Singapur e Israel se posicionan a la cabeza del ranking mundial con una calificación A, lo que los identifica como sistemas robustos, sostenibles y con altos niveles de confianza institucional. El documento destaca especialmente el caso de Países Bajos, que atraviesa una reforma previsional significativa, transitando de un esquema de beneficios colectivos a un modelo más individualizado de contribución definida (DC). Aun así, el sistema neerlandés conserva el puntaje más alto del índice debido a su sólida base de activos y una regulación rigurosa, lo que permite mantener la promesa de beneficios adecuados y sostenibles para los jubilados.
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El grupo de países con calificación B+, como Suecia, Australia, Chile, Finlandia y Noruega, también cuenta con estructuras previsionales firmes y equilibradas, aunque presentan márgenes de mejora en áreas específicas, sistemas que se caracterizan por ofrecer niveles de cobertura elevados y mecanismos mixtos que combinan ahorro individual con contribución estatal. En particular, Chile sigue siendo un referente en América Latina, pese a los cuestionamientos sociales sobre su modelo de capitalización individual, que ha impulsado un debate sobre el fortalecimiento del pilar solidario.
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En el nivel B se ubican países como Suiza, Reino Unido, Uruguay, Canadá, Francia, México y Alemania, entre otros. Este grupo incluye sistemas con estructuras estables y regulaciones confiables, pero que enfrentan retos de sostenibilidad ante el envejecimiento poblacional y los cambios demográficos. En el caso de Uruguay, que fue destacado también por otros estudios como uno de los más sólidos de la región, su sistema mixto combina el régimen de reparto del Banco de Previsión Social (BPS) con la capitalización individual de las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP). No obstante, su desafío futuro radica en asegurar la viabilidad financiera ante una población que envejece rápidamente.

Con una calificación C+, aparecen Emiratos Árabes Unidos, España, Colombia, Estados Unidos, Omán y Malasia. Estos países presentan sistemas con características positivas, pero también con riesgos estructurales importantes que podrían afectar su sostenibilidad. En el caso de Colombia, las reformas recientes buscan corregir las desigualdades del sistema de pilares, mientras que España enfrenta el reto de equilibrar la financiación de las pensiones en un contexto de menor natalidad y alta longevidad.
En la categoría C figuran naciones como Japón, Brasil, Italia, Corea, Sudáfrica, Perú, Austria y Tailandia, entre otras. Aunque algunos de estos sistemas ofrecen una cobertura razonable, comparten deficiencias en materia de sostenibilidad a largo plazo y desafíos fiscales crecientes. Brasil y Perú, por ejemplo, exhiben debilidades en la capacidad de garantizar pensiones adecuadas para amplios sectores de la población, debido a la informalidad laboral y los bajos niveles de ahorro previsional.
Los países con calificación D, como Turquía, Filipinas, Argentina e India, presentan estructuras con serias debilidades y omisiones que comprometen su eficacia. Estos sistemas, aunque cuentan con algunos elementos positivos, no logran asegurar beneficios suficientes ni estabilidad financiera. En el caso de Argentina, la elevada inflación, la informalidad laboral y los vaivenes fiscales erosionan la capacidad del sistema para sostener ingresos adecuados en la vejez.
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Finalmente, ningún país figura en la calificación E, lo que representa una mejora respecto a ediciones anteriores del índice. Esta categoría está reservada a los sistemas con un puntaje inferior a 35, considerados incipientes o en desarrollo, donde las pensiones no alcanzan a cumplir su función básica de protección social.
De acuerdo con los datos expuestos y analizados, el Índice Global de Pensiones 2025 confirma que los sistemas más exitosos son aquellos que equilibran la suficiencia de los beneficios con la sostenibilidad financiera, respaldados por una gobernanza transparente y reglas previsibles. Mientras Europa del Norte y Asia avanzada continúan marcando el estándar internacional, los países latinoamericanos aún enfrentan el reto de ampliar la cobertura, fortalecer el ahorro y garantizar la equidad intergeneracional.
El estudio de Mercer, CFA Institute y Monash University pone en evidencia que las pensiones del futuro no solo dependen de la capacidad de recaudar o de invertir bien los fondos, sino de construir sistemas confiables, sostenibles y adaptables a los cambios demográficos. En ese sentido, el liderazgo de Países Bajos, Islandia y Dinamarca muestra que una combinación de disciplina institucional, participación social y estabilidad macroeconómica sigue siendo la mejor fórmula para asegurar una jubilación digna en el largo plazo.
*Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.
