Uno de los elementos clave del contexto internacional fue el uso creciente de medidas arancelarias por parte de Estados Unidos, que puso en cuestión el sistema multilateral de comercio vigente durante las últimas tres décadas.
De acuerdo con la Cepal, las entradas globales de IED sumaron US$ 1,5 billones en 2024, un aumento de 3,7% respecto al año anterior. No obstante, este crecimiento se explica casi exclusivamente por flujos extraordinarios hacia centros financieros europeos. Excluyendo estos destinos, la inversión extranjera global cayó 11%, lo que revela una tendencia negativa que se prevé se mantenga en 2025 (UNCTAD, 2025). Mientras tanto, la inversión aumentó en Estados Unidos y disminuyó en China, con comportamientos dispares entre los países europeos.
En cuanto a los proyectos anunciados, el monto total alcanzó US$ 1,3 billones, con una caída interanual de 6,5%. Las únicas excepciones a esta contracción fueron América Latina y el Caribe, y América del Norte.
El sector de energías renovables mantuvo su liderazgo por sexto año consecutivo, representando 19,9% del total de anuncios a nivel mundial, aunque con una reducción significativa en el monto comprometido. También sobresalieron los proyectos de comunicaciones, especialmente aquellos vinculados al procesamiento de datos e infraestructura digital, así como un aumento de la inversión en la industria de semiconductores, impulsado por la creciente demanda de chips de alto rendimiento utilizados en inteligencia artificial.
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En este panorama, la región de América Latina y el Caribe recibió US$ 188.962 millones en IED durante 2024, lo que representa un crecimiento de 7,1% respecto a 2023. Pero esta cifra aún se mantiene por debajo de los niveles alcanzados en la década de 2010, tanto en proporción del PIB (2,8%) como de la formación bruta de capital fijo (13,7%).
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El impulso principal provino de reinversiones de utilidades por parte de empresas transnacionales ya establecidas en la región, mientras que los aportes de capital (indicador clave de nuevas inversiones) siguen estancados, reflejando el bajo interés de nuevos actores por ingresar al mercado regional. Los resultados dentro de la región fueron diversos.
Las entradas de IED aumentaron en México, Centroamérica y el Caribe, mientras que América del Sur mostró comportamientos mixtos. Brasil y México lideraron como receptores de inversión, con el 38% y 24% del total regional, respectivamente. Les siguieron Colombia, Chile y Argentina, aunque en estos tres países las entradas fueron inferiores a las de 2023.
A nivel sectorial, la inversión en manufacturas aumentó y la de servicios disminuyó, con participaciones del 43,6% y 40,4%, respectivamente. La caída en servicios afectó, principalmente, a Brasil, Argentina y Ecuador, mientras que Colombia, México y otros países de Centroamérica registraron mejoras.
En manufacturas, se observó un renovado dinamismo, posiblemente vinculado a estrategias de relocalización productiva. En contraste, el sector de recursos naturales concentró el 16% del total regional, con descensos generalizados, salvo en Argentina y Guyana, donde las inversiones aumentaron más del 40%.
Las operaciones de fusión y adquisición transfronterizas también se redujeron, totalizando 326 transacciones (13,3% menos que en 2023), concentradas principalmente en los sectores de servicios, hidrocarburos y minería.
En cuanto al origen del capital, Estados Unidos fue el principal inversor, con el 38% del total, consolidando su liderazgo. En cambio, la participación de la Unión Europea (sin contar a Luxemburgo y Países Bajos) cayó al 15%, su nivel más bajo desde 2012. Las inversiones intrarregionales representaron el 12%, mientras que las procedentes de China y Hong Kong fueron limitadas, 2% del total.
Por otra parte, los anuncios de nuevos proyectos de inversión en América Latina y el Caribe alcanzaron un récord de 168.200 millones de dólares, 40% más que en 2023. Este aumento se debió principalmente al crecimiento de los proyectos en hidrocarburos, con megaproyectos de gas en Argentina y México, y explotación petrolera en Guyana.
Aunque las energías renovables perdieron peso relativo, siguen atrayendo capitales, con Brasil, Perú y Chile como principales destinos. También se expandieron los anuncios en comunicaciones, con un crecimiento interanual del 71%, debido a los centros de procesamiento de datos.
No obstante, la Cepal advierte una caída en los sectores más intensivos en tecnología. La manufactura de alta tecnología, por ejemplo, redujo su participación del 20% en la década de 2010 al 15% en el período 2020-2024. Además, la alta dependencia de ciertos sectores exportadores, como la industria automotriz, hacia el mercado estadounidense plantea vulnerabilidades frente a posibles restricciones comerciales.
En cuanto a las salidas de IED, estas crecieron 47% en 2024, alcanzando US$ 53.033 millones. Brasil lideró con el 46% del total, seguido de México, Colombia, Chile y Argentina.
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Estos cinco países explicaron 91% de las inversiones regionales en el exterior. Aunque la región sigue siendo receptora neta de capital, este aumento sugiere un fortalecimiento de las llamadas “translatinas” y podría abrir nuevas oportunidades de inserción internacional.
Finalmente, la Cepal subraya la necesidad de articular las políticas de atracción de IED con las estrategias de desarrollo productivo. A pesar del repunte en 2024, los aportes de capital permanecen en niveles históricamente bajos, y sectores claves como las energías renovables o las manufacturas tecnológicas han perdido protagonismo.
El organismo plantea fortalecer las capacidades técnicas, políticas y operativas para atraer inversión de calidad y maximizar su impacto en el desarrollo regional. En este sentido, la IED debe ser concebida como un instrumento estratégico que contribuya a transformar la estructura productiva, generar empleos de calidad y fomentar una mayor integración regional, remarca el organismo.
*Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.