Conforme con Cboe Global Markets, el CBOE Volatility Index (VIX- Índice de Volatilidad) se calcula a partir de los precios intermedios de opciones de venta y de compra del S&P 500 con vencimientos cercanos y posteriores; el algoritmo transforma esas primas en la varianza implícita y la convierte en una volatilidad anualizada de 30 días, de modo que el VIX sintetiza la percepción inmediata de riesgo del mercado estadounidense. Por su construcción, el índice tiende a moverse en sentido opuesto a las cotizaciones bursátiles y, tras los sobresaltos, regresa hacia una media histórica cercana a 20.
El período comprendido entre enero y junio de 2023 reveló una paulatina distensión. El año comenzó en 22,99 (03/01/2023) y descendió hasta 13,18 (14/06/2023) conforme los inversores internalizaron que la Reserva Federal se hallaba próxima al fin del ciclo de alzas de tasas y que la reapertura pos-pandemia consolidaba la actividad corporativa. Este tramo de calma se interrumpió con picos moderados ligados a la negociación del techo de deuda estadounidense y a la revisión de expectativas de crecimiento global.
La primera sacudida relevante llegó en marzo de 2023. La quiebra de Silicon Valley Bank y las dudas sobre la solidez de bancos regionales dispararon la búsqueda de cobertura. Reuters subrayó que el indicador alcanzó su nivel más alto en seis meses ante el temor a un contagio sistémico, pese a las medidas de liquidez anunciadas por las autoridades. La volatilidad retrocedió una vez que la Fed había habilitado líneas de financiación y los depósitos se estabilizaron, confirmando la naturaleza transitoria de ese choque.
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El segundo repunte ocurrió trece meses después. Dos fuerzas actuaron en paralelo. Primero, los datos de inflación de marzo superaron las previsiones y diluyeron las probabilidades de recortes de tasas este año. Segundo, la escalada geopolítica entre Irán e Israel (con amenazas de represalia tras el ataque a la embajada iraní en Damasco) alimentó la aversión al riesgo. Analistas citados por AInvest destacaron que la conjunción de inflación persistente y tensiones en Oriente Medio llevó al VIX a su mayor nivel en medio año. La fuerte concentración de opciones de venta fuera del dinero en el S&P 500 explicó la magnitud del salto: al encarecerse esas coberturas, la fórmula amplificó el movimiento al alza.
La respuesta posterior confirmó la propiedad de reversión a la media. Tras el pico, el índice volvió a su cota más baja desde 2019, reflejo de resultados corporativos sólidos, menor ruido bancario y la percepción de que la Reserva Federal mantendrá una política de “más alto por más tiempo” sin exacerbar la desaceleración. Sin embargo, la experiencia reciente recuerda que shocks bancarios, sorpresas de precios y episodios geopolíticos tienen capacidad para llevar rápidamente el VIX por encima de 30 puntos. Los gestores utilizan este umbral como señal de estrés: niveles bajos favorecen estrategias de compra de volatilidad a bajo costo, mientras que lecturas superiores a 30 incentivan coberturas o apuestas a una normalización futura. Así, el período 2023-2024 ilustra cómo el “índice del miedo” conserva su vigencia como brújula del sentimiento inversor y como instrumento táctico de gestión de riesgos.

¿Qué ha pasado durante este año?
Conforme con los registros diarios de Cboe y Yahoo Finance, 2025 arrancó con una volatilidad contenida: el VIX cerró el 2 de enero en 17,93, muy cerca de su media de largo plazo. La calma se sostuvo hasta los primeros días de marzo cuando en reacción a datos de inflación algo más firmes y a la inquietud por una desaceleración global.
El giro brusco llegó el 8 de abril: el índice se disparó a 52,33 (uno de los pocos cierres por encima de 50 en lo que va de siglo) y marcó su nivel más elevado desde la pandemia. El detonante principal de aquella sacudida fue el anuncio del presidente Donald Trump, el 2 de abril, de aplicar aranceles generalizados de entre 10% y 60% a importaciones procedentes de unas 60 economías en el marco de su denominada “Liberation Day”. Las nuevas trabas comerciales avivaron temores de mayores presiones inflacionarias y de un freno al crecimiento, desatando ventas masivas de renta variable y una huida hacia coberturas: el VIX permaneció por encima de 30 durante casi dos semanas.
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La tensión comenzó a ceder cuando China limitó su represalia a sectores específicos y el mercado interiorizó que la Reserva Federal no adelantaría nuevas alzas de tasas. El VIX bajó en la última semana de mayo, y al 3 de julio cotizaba en torno a 16,38; debido a resultados empresariales sólidos y a la expectativa de que las tarifas se moderen en próximas negociaciones. Aun así, informes de la Fed de St. Louis y de Bloomberg advierten que la volatilidad implícita sigue algo por encima del promedio de los últimos diez años, de modo que episodios de una política comercial inesperada o nuevas fricciones geopolíticas pueden reactivar saltos por encima de 30 puntos en cuestión de días.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.