Intereses de deuda superan gasto en salud y educación en buena parte del sur global

El informe de UNCTAD revela que en 2024, los países en desarrollo destinarán un asombroso 10% de sus ingresos públicos solo a pagar intereses de deuda, poniendo en jaque la inversión en salud y educación de 3.400 millones de personas.

Número de países en desarrollo con transferencias netas negativas en deuda pública externa
Número de países en desarrollo con transferencias netas negativas en deuda pública externaArchivo, ABC Color

De acuerdo con el informe “Un mundo endeudado 2025” de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), la distribución de la deuda pública mundial refleja profundas asimetrías: Asia y Oceanía concentran el 24% del total, mientras que América Latina y el Caribe suman apenas el 5% y África el 2%. Estas disparidades se amplían porque las condiciones de financiamiento (precio y plazo) son mucho más onerosas para los países en desarrollo, un problema arraigado en la propia arquitectura financiera internacional.

El costo de esa financiación se ha vuelto prohibitivo. Solo en 2023 el servicio de la deuda pública externa de las economías en desarrollo ascendió a US$ 487.000 millones; la mitad de estos países destinó al menos el 6,5% de sus ingresos por exportaciones a pagarla. Desde 2020, las tasas que enfrentan duplican o cuadruplican las que paga Estados Unidos, de modo que cada nuevo préstamo agrava la carga futura. Como resultado, en 2023 se registró una salida neta de recursos de US$ 25.000 millones: los desembolsos nuevos no alcanzaron a cubrir los pagos a acreedores.

En 2024 la factura de intereses se disparó: los países en desarrollo pagaron US$ 921.000 millones, un aumento interanual del 10%, y un número sin precedente de 61 naciones destinaron al menos el 10% de sus ingresos públicos solo a intereses.

La presión fiscal erosiona el gasto social tal como se revela en el nuevo análisis de la UNCTAD, basado en proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI- abril 2025) y del Banco Mundial (BM). Entre 2021 y 2023, alrededor de V3.400 millones de personas viven en Estados que destinan más recursos al pago de intereses que a la salud; otros 2.700 millones habitan naciones donde el servicio de la deuda supera la inversión en educación.

Número de países en desarrollo con transferencias netas negativas en deuda pública externa
Número de países en desarrollo con transferencias netas negativas en deuda pública externa

A nivel regional, Asia y Oceanía concentran la mayor parte de la carga: 2.139 millones de personas ven cómo los intereses superan el gasto educativo y 2.240 millones el sanitario. África contabiliza 402 millones y 791 millones, mientras que América Latina y el Caribe suman 140 millones y 356 millones, respectivamente. En 2021, la región asiática soportaba dos tercios de los pagos globales, y el endurecimiento monetario posterior agravó la tendencia. Por tanto, las cifras evidencian que la austeridad impuesta por la deuda no distingue niveles de ingreso: se extiende a casi todos los pilares del sur global.

El encarecimiento del crédito desde 2022, junto con la depreciación de monedas emergentes, disparó la factura financiera y desplazó el gasto social. Cada dólar transferido a los acreedores margina campañas de vacunación, materiales escolares y salarios de profesionales sanitarios, socavando productividad y cohesión.

Sin un alivio coordinado, a decir, reprogramación de pasivos, cláusulas ligadas al crecimiento o moratorias automáticas ante shocks, muchos países corren el riesgo de caer en un círculo de bajo crecimiento, deterioro del capital humano y dependencia. Por ello, reorientar el gasto hacia salud y educación ya no se configura como opcional, sino condición mínima para retomar la senda del desarrollo sostenible.

* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones

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