Para el año 2030, la población mundial de adultos mayores de 50 años, denominada “Generación Silver”, llegará a 2.374 millones de personas, lo que equivaldrá a 27,6% del total global, de acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas.
El cambio demográfico plantea desafíos y oportunidades para las economías, especialmente en lo que respecta a políticas de salud, pensiones, empleo y consumo.
En América Latina, se proyecta que la cantidad de personas mayores de 60 años superará a la de menores de 15 años hacia 2047, marcando un punto de inflexión en la estructura poblacional de la región. A pesar de este escenario, la llamada economía plateada, que como se mencionaba, abarca bienes y servicios orientados al segmento de adultos mayores, aún muestra escaso desarrollo en la región. Sin embargo, se anticipa que el consumo de este grupo etario aumentará 30% hacia 2030, lo que sugiere un mercado con alto potencial aún subexplotado (Comisión Económica para América Latina y el Caribe- CEPAL).
Panorama laboral en Paraguay
En un contexto donde el envejecimiento poblacional avanza de forma sostenida, la participación de las personas mayores en el mercado laboral paraguayo adquiere una relevancia creciente. De acuerdo con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares Continua 2024 del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 337.000 personas de 60 años y más permanecen activas laboralmente en el país, reflejando uno de los fenómenos propios de la denominada “economía plateada”, que abarca los aportes económicos, sociales y productivos de la población adulta mayor.

La mayoría de estos trabajadores mayores se concentra en actividades del sector terciario (51,6%), principalmente mujeres, entre quienes el 65,3% se desempeña en servicios, comercio u otros rubros relacionados. En cambio, el 40,3% de los hombres mayores aún trabaja en el sector primario, es decir, en labores agrícolas, ganaderas, de caza o pesca, lo cual evidencia una continuidad laboral vinculada al trabajo rural, muchas veces por necesidad más que por elección.
Una particularidad relevante es que el 60,6% de esta población se identifica como trabajador por cuenta propia, y un 8,5% adicional como empleador, lo que refuerza la idea de que gran parte de las personas mayores en Paraguay continúan trabajando de manera independiente, sin vínculo formal con empresas.
Esta proporción alcanza al 61,7% entre los hombres, lo cual puede relacionarse con trayectorias laborales en sectores informales o rurales, donde la transición hacia la jubilación no siempre se materializa plenamente.
Respecto al tamaño de las unidades económicas donde se desempeñan, el 40,7% de las personas mayores trabaja en negocios de entre 2 y 5 personas, mientras que el 38,8% lo hace de forma individual. Solo una pequeña fracción está vinculada a empresas de más de 51 empleados (5,3%). Esta atomización de la actividad económica refleja tanto la estructura empresarial del país como la limitada inserción de los mayores en el empleo formal.
En cuanto al promedio de ingresos de este segmento de la población, los datos del INE muestran que se ubica en G. 2.780.665, marcado por una brecha importante entre los ingresos de hombres y mujeres, tal como se ve en la infografía.
En definitiva, los datos refuerzan la necesidad de políticas públicas que reconozcan el rol activo de la población mayor, tanto en la economía rural como en los servicios urbanos, atendiendo a su protección social, condiciones laborales y oportunidades de desarrollo. En un país que envejece de forma progresiva, no solo implica aprovechar el potencial productivo, sino también garantizar una vejez digna y participativa.
De hecho y en línea con el Banco Interamericano de Desarrollo, el envejecimiento puede impulsar la creación de nuevos productos y servicios, generar empleo e incluso prolongar la actividad económica de las personas mayores, cuyas condiciones de salud les permiten hoy una longevidad más activa. Preparar a las sociedades para este cambio implica un rediseño de políticas públicas y modelos de negocio, así como una visión integral que involucre tanto al sector público como al privado.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones