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En el año 2024, las exportaciones de bienes de la región experimentaron un crecimiento estimado del 4,1%, de acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta cifra, aunque positiva, representa una desaceleración respecto al pico del 28,2% registrado en 2021, cuando las economías del mundo se reactivaron tras las restricciones derivadas del covid. Sin embargo, es importante destacar que este avance sucede tras una caída de 1,6% en 2023, lo que sugiere una recuperación moderada pero aún frágil.
El comportamiento reciente resalta las vulnerabilidades estructurales de la región frente a los cambios en la demanda global y la volatilidad de los precios de los commodities, elementos fundamentales para las economías latinoamericanas. Igualmente, es de mencionar que, en el 2019, las exportaciones ya mostraban signos de debilitamiento con un comportamiento negativo de 2,9%, que se profundizó en 2020 con un desplome del 9%, el más severo de la última década.
Divergencias en demanda y precios de exportación
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En cuanto a la dinámica exportadora, no fue uniforme para América Latina en 2024, reflejando un contexto internacional con demandas dispares y precios volátiles en los principales mercados. Aunque la región registró un crecimiento general del 4,1% en sus exportaciones, las variaciones por socios comerciales y productos reflejan la complejidad del escenario económico.
Por un lado, Asia (excluyendo China) emergió como el mercado más dinámico, con una demanda que creció 8%, mientras que la Unión Europea y Estados Unidos mostraron incrementos más moderados, de 6,1% y 5,1%, respectivamente. En contraste, las exportaciones a China cayeron 4,4%, destacando las tensiones estructurales en este vínculo comercial. A nivel intrarregional, las exportaciones permanecieron estancadas en un 0%, evidenciando desafíos en la integración comercial dentro de América Latina.
En términos de precios, los principales productos básicos exportados reflejaron tendencias divergentes. Por ejemplo, el café lideró los incrementos con un notable 57,1%, seguido del cobre con 5,1%. Sin embargo, productos emblemáticos como la soja y el azúcar experimentaron caídas, de 22,1% y 13,7%, respectivamente. Estos descensos responden a factores como la menor demanda global y a la recuperación desigual de los precios de los commodities.
El desempeño exportador varió significativamente por países, con algunos registrando crecimientos superiores al 5%, mientras que otros enfrentaron contracciones más allá del 5%, lo cual resalta la necesidad de políticas diferenciadas que respondan a las realidades de cada economía, priorizando tanto la diversificación de mercados como el fortalecimiento de cadenas de valor regionales.
Si bien el crecimiento de 2024 mostró un respiro, las perspectivas continúan siendo inciertas. Factores como la ralentización de la economía china y los ajustes monetarios en mercados desarrollados podrían limitar el dinamismo de las exportaciones.
A nivel regional, los países dependerán de su capacidad para diversificar mercados y productos, así como de políticas que fomenten la competitividad y el valor agregado en las exportaciones.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.