Mientras el Paraguay bate récord en exportar, Argentina lo hace en procesar soja

La molienda de soja en Argentina rompió el récord histórico mensual en septiembre pasado, principal destino de la cosecha paraguaya, según se desprende del informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. En cambio, el gremio local de las agroindustrias Cappro advierte que en Paraguay la situación es contraria, ya que las industrias aceiteras están prácticamente paralizadas.

La industria sojera en Paraguay está prácticamente paralizada a esta altura del año, según Cappro.
La industria sojera en Paraguay está prácticamente paralizada a esta altura del año, según Cappro.

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La fuerte demanda internacional por derivados de soja impulsa la actividad de las fábricas aceiteras en Argentina y, de cumplirse la programación de embarques, en octubre podría registrarse el segundo mayor volumen para el mes de despachos de aceite de soja, según pronostica la Bolsa de Comercio de Rosario.

Destaca que, durante el mes de septiembre de este año, la molienda de soja llegó prácticamente a 4 millones de toneladas. No se conoce otro septiembre en la historia donde se haya procesado un volumen semejante, siendo récord absoluto. En ese sentido, se duplicó el nivel de molienda que se tuvo en septiembre de 2023 y se ubicó 6% por encima del último récord, que el mismo mes de 2015.

Los datos de la Bolsa de Comercio de Rosario señalan que, complementando la oferta en el vecino país, en septiembre la Argentina importó 652.558 toneladas de soja, un volumen más alto que lo importado el mismo mes de la campaña pasada y configurando así el septiembre con mayor importación de soja que se tenga registro.

Tendencia seguiría

Por lo pronto, todo parecería indicar que octubre corre con la misma tónica, ya que siguiendo los datos de certificación de SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) del Gobierno argentino, se habrían adquirido en el exterior 488.000 toneladas, añade el informe.

En el acumulado, las fábricas argentinas, en lo que va de la campaña, casi 23 millones de toneladas de soja lleva procesando, 50% más que en el mismo periodo comparado del año pasado.

Mientras Argentina tiene record en industrialización de soja, Paraguay lo tiene en exportación de granos en bruto
Mientras Argentina tiene record en industrialización de soja, Paraguay lo tiene en exportación de granos en bruto

La situación en Paraguay

En Paraguay la situación es exactamente opuesta. La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) advirtió días atrás que la industria de la molienda de soja en Paraguay está prácticamente paralizada.

“A esta altura del año ya no existe disponibilidad de soja a nivel local para que las industrias puedan seguir agregando valor a esta materia prima, con lo cual la tendencia de exportación sin valor agregado tiende a profundizarse en lo que resta del año. El país dejará de ingresar más de US$ 65 millones este 2024 por exportar soja en estado natural en lugar de aceite, harina y cascarilla de soja”, según la información difundida por el citado gremio.

Según Cappro, la industria aceitera de Paraguay no compite con la exportación de soja, sino con las plantas industriales localizadas en otros países donde tienen, comparativamente, ventajas de escala y logística, y donde las políticas de Estado promueven la importación de soja, para agregar valor dentro de sus fronteras y otorgan diferenciales para exportar productos industrializados.

No tiene derecho a devolución de IVA

Señala también que la industria aceitera es la única en Paraguay que no tiene derecho a la devolución del IVA al exportar productos industrializados, lo que limita en gran manera la competitividad del sector.

El destino de la soja, en un 99%, es la molienda para producir aceite, harina y pellet de cáscara. Sin este proceso crítico es imposible continuar con los siguientes eslabones de la cadena para producir biocombustibles y alimentos ricos en proteínas para consumo animal.

El dilema entre exportar soja en estado natural versus industrializarla en el país es falso, sostiene Cappro. Argumenta que la discusión de fondo es dónde y para qué industrializar la soja: en los países de destino de la exportación de soja en estado natural o en Paraguay; donde se industrialice se verán los mayores beneficios para todo el país y la sociedad. En la medida que se consolida la agroindustria, los productores de soja en el país también se ven alcanzados.

También pone de manifiesto que la industria aceitera de Paraguay no invierte hace más de 10 años en nuevas plantas. Las últimas inversiones importantes se realizaron hace más de una década, llevando en su tiempo la capacidad de molienda al 42% de la producción total de soja del país.

Sin embargo, con los cambios de las reglas de juego, la industria aceitera ha sido castigada fiscalmente y no se ha promovido ninguna medida para mejorar la competitividad en relación de las plantas localizadas en otros países, lamenta el gremio. No se alienta la importación de soja para que sea transformada en el país y no se promociona la exportación de productos industrializados, expresa.

“La no devolución de IVA a las exportaciones de productos industriales (es la única industria que no tiene devolución luego de la última reforma tributaria), además de no responder a ninguna recomendación internacional en materia tributaria, constituye un sobrecosto crítico que le resta competitividad con relación a las plantas localizadas en el exterior”, indica Cappro.

Destaca que este año se produjo más de 10 millones de toneladas de soja, de las cuales el 75% se terminará moliendo en plantas del exterior y solo el 25% se industrializará en el país. Esto produce que casi la mitad de la capacidad de la industria local queda ociosa.

Cambios impositivos

Por esa razón, Cappro solicita modificar la situación actual mediante políticas activas, comenzando con un tratamiento fiscal que garantice equidad entre las industrias exportadoras y que no genere sobrecostos al sector industrial del país, según refiere el gremio en un comunicado. Además, sostiene que es imperativo el diálogo constructivo y permanente con el Gobierno. Esto, para revertir la crítica situación por la cual atraviesa la agroindustria, a la cual se llegó por postergar durante sucesivos gobiernos, decisiones que son claves para el desarrollo de este sector y, en suma, para la economía del país.

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