Asociación de restaurantes pide combate al “robo” de clientes

La Asociación de Restaurantes del Paraguay (Arpy) denuncia la competencia desleal de los informales, que “roban” la clientela con sus precios irrisorios, mientras los formales deben asumir costos mayores como pagos de impuestos, salario legal y la cobertura social para colaboradores.

Las microempresas del rubro gastronómico están entre  los afectados con las medidas aplicadas en pandemia para disminuir las posibilidades de contagios masivos.
El rubro gastronómico representa una fuente de ingresos para miles de familias.Gabriela González Escalada

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El sector gastronómico que trabaja en la formalidad y en la legalidad aspira a que el nuevo gobierno aborde la industria gastronómica en toda su complejidad. El presidente de la Asociación de Restaurantes del Paraguay (Arpy), Oliver Gayet, recordó que la pandemia permitió visibilizar que el rubro emplea a mucha gente, es fuente de ingresos de miles de familias y que muchos empleadores legales deben competir con aquellos que trabajan en la absoluta informalidad. “Es desleal competir con el informal”, dijo a ABC.

Comentó el gremio intentó contactar con la mayoría de los presidenciables, pero no hubo retorno de ninguno en las semanas previas a las elecciones. “Tenemos algunos puntos que nos gustaría socializar con los que serán las nuevas autoridades”, manifestó.

No obstante, compartió con nuestro diario las preocupaciones principales del rubro. En tal sentido, hizo énfasis en las dificultades y los altos costos que implica operar legalmente, sobre todo para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). “Ser formal es complicadísimo en nuestro país”, resaltó.

Explicó que trabajar de manera formal no sólo implica contar con un Registro Único del Contribuyente (RUC), sino también que los colaboradores cobren el salario mínimo legal, figuren en el Ministerio de Trabajo y cuenten con seguro social, además de que el negocio tenga las certificaciones para comercializar alimentos y el local posea la logística reglamentaria, entre otras exigencias.

“La informalidad se refleja en una hamburguesa. Por ejemplo, aquel que cumple con las exigencias, vende a G. 25.000 o G. 30.000, mientras que el informal vende a G. 10.000 ó G. 15.000″, describió el presidente de la Arpy, añadiendo que antes estas opciones, el cliente opta por la más barata.

“Nosotros queremos que estas diferencias desaparezcan, que sea equitativo y así, los precios serán reales”, afirmó Gayet.

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