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El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) - Paraguay presentó el informe “Índices de Desarrollo Humano (IDH) en el Paraguay 2001 - 2020″, que mide la pobreza pero no sólo económica, sino todo lo que hace a la calidad de vida de las personas, en términos de ingresos, acceso a salud y educación.
Silvia Morimoto, representante residente del PNUD en el país, visitó esta semana el programa Factor Clave de ABC TV y resaltó que este reporte se realiza desde 1990 y desde entonces se visualiza un crecimiento en toda la región. Los mejores puntuados son Chile y Uruguay, mientras que Brasil presenta una experiencia similar a la de Paraguay, en cuanto a asimetrías, ya que por un lado creció en términos generales pero al ver el detalle por regiones del país, se aprecian desigualdades.
Explicó que el IDH se basa en tres dimensiones, que son el derecho a llevar una vida larga y saludable, a tener acceso al conocimiento y a disfrutar de un estándar de vida decente. En cuanto al detalle de cada componente, el de salud es medido por la esperanza de vida al nacer; educación, mediante una combinación de la media de años de escolaridad aprobados y los años de escolaridad esperados; y el estándar de vida por el ingreso, por el ingreso per cápita.
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“En los últimos 20 años, el IDH de Paraguay creció un 12%, al pasar de 0,662 (desarrollo humano medio) en 2001 a 0,741 (desarrollo humano alto) en 2020″, precisó. Añadió que el crecimiento más acelerado se dio entre el 2010 y el 2015, y no se reportó crecimiento durante los últimos 5 años.
El IDH para los residentes de las zonas urbanas pasó de 0,711 en 2001 a 0,769 en 2020, manteniéndose en la zona de nivel “alto”, mientras que el de las zonas rurales pasó de 0,583 a 0,685 durante el mismo período, pero quedándose aún en el nivel “medio” de desarrollo.
Al analizar los datos por departamento, se observa que Asunción y Central reportaron los valores más altos de IDH en el tiempo, seguido de Alto Paraná, Itapúa y Caaguazú, mientras que Caazapá y San Pedro ocupan las últimas posiciones, revela el informe.
Morimoto indicó que una manera de mostrar las desigualdades consiste en calcular cuánto tardaría en alcanzar una determinada ciudad los niveles de Asunción. A Caazapá le demandaría 42 años, casi medio siglo, y a San Pedro, 24 años, manteniendo constantes las variables actuales.
Entre las principales conclusiones, se destaca que la geografía tiene un enorme efecto en el desarrollo humano y que la desigualdad retrasa el nivel de ese indicador en más de 20 años.
Morimoto recalcó que estos datos son útiles para ajustar las políticas públicas y direccionar las inversiones para mejorar la calidad de vida de las personas, como por ejemplo, para combatir la informalidad, crear un mecanismo de protección social, entre otros.