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“Hoy día, las cuentas se pagan cosechando bien dos cultivos soja en un rango de 8 meses, el primero se puede sembrar ya a fin de agosto hasta mitad de setiembre y que se cosecha a fin de diciembre; y otro se podría sembrar desde inicio de enero para cosecharlo en mayo, por tal motivo es importante ser el primero en sembrar una variedad precoz y productiva, que permita cosechar de manera “primicia” en las dos zafras, a esto le sumamos que el productor se adelanta a la presencia fuerte de plagas y enfermedades”, empezó diciendo el ingeniero Zelarayán.
Sembrar antes, cosechar antes
Sobre el eslogan que menciona de sembrar primero y cosechar primero, el profesional explicó. “A todo productor le gusta ser el primero de su región en sembrar y en cosechar, y actualmente existe una variedad de soja que es la GS 5R 50 Rpp cuya genética es la adecuada para sembrar a fin de agosto y cosechar a final de diciembre e inicio de enero. Posee resistencia a roya asiática, altísima tolerancia a estrés
térmico hídrico y un potencial productivo de campo de 5.000 kilos por hectárea, la ventana ideal de siembra es de fin de agosto hasta mediados de setiembre, y en siembras de enero en adelante es de las mas productivas, sobresaliendo sobre el resto de las variedades”.
Grano no es semilla
“Debemos ser insistentes en esto, un grano no es una semilla. En la zafriña muchos productores cosecharon granos, no semillas. Quienes cosecharon semillas fueron aquellos que partieron de una semilla certificada de alta pureza, manejaron la sanidad del cultivo orientada a producir semilla, cosecharon sin producir daño mecánico, la procesaron y almacenaron en ambiente limpio, seco y fresco, esos diferenciales de manejo son los que hacen que los granos guardados sean diferentes a las semillas guardadas.
Ningún productor inteligente hace economía en semillas porque representa solo el 5% del costo total y tiene un enorme impacto en el resultado final”, explicó el técnico.
Como lograr un buen peso de semilla
“El peso de la semilla está bajo control genético, no obstante se puede optimizar a través de manejo, pues la nutrición tiene un gran impacto en el peso de las semillas; por ejemplo, los grandes campeones de concursos de productividad, diseñan celosamente cocteles nutricionales para llegar a la cima productiva. Muchos sojicultores de Paraguay fertilizan tradicionalmente a razón de 200 kilos de 4-30-10 NPK (nitrógeno, fósforo y potasio), sin embargo, para aumentar el peso de las semillas a través de la nutrición, será necesario al menos duplicar este nivel de fertilización de base y complementarlo con otras aplicaciones durante el ciclo de cultivo”, confirmó el ingeniero Ernesto Zelarayán que es asesor técnico de Granar para sus semillas Great Seeds.