El escocés, que persigue su quinto título en el ATP World Tour 500 de Londres, más que ningún otro tenista, sufrió más de lo esperado ante un batallador Edmund, más descansado después de haber accedido a cuartos de final sin jugar por la lesión del francés Paul-Henri Mathieu.
Murray, cabeza de serie número uno en el Queen's Club, que sumó su tercera victoria en otros tantos partidos sobre hierba esta temporada, se citó en semifinales con el croata Marin Cilic, verdugo hoy del estadounidense Steve Johnson por 6-7 (3), 6-3 y 6-4, en una hora y 49 minutos.
El británico y el balcánico, primer y quinto favorito en la capital británica, reeditarán la final de hace tres años, que cayó del lado de Murray por 5-7, 7-5 y 6-3.
“Entreno mucho con Kyle y sé lo bueno que es. Cuando está inspirado es un tenista muy difícil de batir, por lo que sabía que el partido de hoy iba a ser complicado”, dijo el número dos del mundo tras el partido.
“Kyle es el futuro del tenis de este país y es importante que tenga tiempo para desarrollarse y que no esté muy presionado. Si se le facilita eso, puede llegar muy lejos”, añadió Murray.