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La derrota de Medvedev resonó como un bombazo en el torneo donde su reciente victoria en Roma le había colocado como uno de los candidatos creíbles al título. Además, el sorteo había apartado de su camino hasta la final al español Carlos Alcaraz y al serbio Novak Djokovic, los dos principales favoritos.
Pero el ruso volvió a reincidir en un torneo en el que tardó cinco ediciones en ganar un partido y donde nunca ha superado los cuartos de final. Este 2023 parecía propicio para romper ese maleficio, porque parecía haberse reconciliado con la arcilla y porque ningún otro jugador traía mejor balance de victorias en la temporada.
Fue todo lo contrario. Se convirtió en el primer número 2 del mundo en caer en la primera ronda de Roland Garros desde el estadounidense Pete Sampras en 2000, otro jugador que tenía un bloqueo con el Grand Slam de tierra batida, el único que no figura en sus vitrinas.
Pero lo hizo además contra un rival inesperado, porque aunque Seyboth Wild había apuntado muy alto de júnior y en sus primeros pasos en el circuito profesional, las lesiones le habían sumergido en los confines del ránking, del que solo ha comenzado a asomar la cabeza desde finales del año pasado.
Nada que hiciera temer el bocado que pegó al cuadro en la central de París, ni la forma en la que lo hizo, muy brillante por momentos, desencajando a todo un ex número 1 del mundo, al que acabó derrotando por 7-6 (5), 6-7 (6), 2-6, 6-3 y 6-4 en el primer partido de su carrera que llevó a los cinco sets.
Medvedev, que nunca ha tenido buena relación con el público, volvió a encararse con la grada, les mandó callar cuando protestaba una decisión del árbitro y no hizo más que atizar los abucheos, que no le abandonaron hasta el final.
La jornada había comenzado plácida, con el triunfo cómodo de Ruud, finalista de la pasada edición y cuarto favorito, frente al sueco Elias Ymer, procedente de la fase previa, 6-4, 6-3 y 6-2.
En una temporada menos brillante que la pasada, el escandinavo ha visto su camino a una nueva final algo despejado y ahora se medirá frente al italiano Giulio Zippieri, procedente de la fase previa, que derrotó al kazajo Alexander Bulbik, 6-0, 4-6, 4-6, 6-3 y 7-5.
AVANZAN RUUD Y RUNE
Su rival más peligroso es ahora el danés Rune, sexto favorito, el mismo al que derrotó en cuartos el año pasado, que con algunas dudas consiguió superar la primera fase frente al estadounidense Christopher Eubanks, 6-4, 3-6, 7-6 (2) y 6-2.
Finalista del pasado torneo de Roma, el danés, que también alcanzó la final en Montecarlo y que se apuntó el torneo de Múnich, tiene muchas esperanzas puestas en un Grand Slam que le abrió las puertas de la élite el año pasado, en una ciudad donde ganó su primer Masters 1.000.
También se impuso el estadounidense Taylor Fritz, noveno favorito, 6-2, 6-1 y 6-1, frente a su compatriota Michael Mmoh, al igual que el alemán Alexander Zverev, que en su retorno al torneo donde se lesionó el año pasado se impuso al sudafricano Lloyd Harris, 7-6 (6), 7-6 (0) y 6-1.
En el cuadro femenino, la polaca Iga Swiatek comenzó con puño de hierro la defensa de su título con la vitola de número 1 del mundo, al derrotar a la española Cristina Bucsa, 6-4 y 6-0, su triunfo número 22 en un torneo donde solo ha perdido dos veces y en el que busca su tercera corona.
Una de las principales rivales para evitarlo es la kazaja Elena Rybakina, vencedora del pasado torneo de Roma y favorita número 4, que venció en su debut a la joven checa, procedente de la fase previa, Brenda Fruhvirtova, 6-4 y 6-2.
Más trabajado fue el triunfo de la estadounidense Coco Gauff, sexta cabeza de serie y finalista de la pasada edición, contra la española Rebeka Masarova, que le arrebató el primer set antes de desplomarse por 3-6, 6-1 y 6-2.
El torneo se quedó sin una de sus ganadoras, la checa Barbora Krejcikova, que sucumbió a la ucraniana Lesia Tsurenko, 6-2 y 6-4.