La policía de Albuquerque llegó al domicilio de Tapia tras recibir la llamada de un familiar, que fue el que encontró al cinco veces campeón del mundo sin vida, y después de abrir una investigación dijo que su muerte no parece sospechosa.
Sin embargo, las causas de su fallecimiento no serán conocidas hasta que se le haya realizado la autopsia dentro de un par de días, de acuerdo a lo que informó el portavoz de la policía de Albuquerque, Robert Gibbs.
Tapia, de 45 años, protagonizó una turbulenta carrera que estuvo marcada por su adicción al alcohol, las drogas, la depresión y problemas con la justicia.
El expeleador de origen mexicano ganó cinco campeonatos en tres categorías diferentes, obtuvo el título mundial del peso gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) , los títulos supermosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), y el cinturón del peso pluma de la FIB.
A pesar de todos sus problemas judiciales y personales, los aficionados cada vez lo apoyaban más cuando subía al cuadrilátero, incluso tras sus siete ingresos en la cárcel.
Su vida estuvo marcada por la tragedia desde que asesinaron a su padre en presencia de su madre, que estaba embarazada.
Luego, a la edad de ocho años, también presenció el asesinato de su madre y en 2007 Tapia fue hospitalizado por una aparente sobredosis de cocaína.
Varios días después su cuñado y su sobrino murieron en un accidente automovilístico cuando se dirigían a visitarlo en Albuquerque.
Tapia, quien se apodaba “Mi vida Loca”, fue apartado del deporte del boxeo por tres años y medio a principios de los 90 a causa de su adicción a la cocaína.
Pero después ganó por nocáut a Henry Martínez y recobró el título gallo de la OMB en 1994, y consiguió otros cuatro campeonatos en los siguientes ocho años.
Su última pelea fue el 4 de junio del 2011, cuando ganó por puntos al colombiano Mauricio Pastrana en una decisión de ocho asaltos y dejó su marca en 59-5-2.