Garozzo, que en este momento se encuentra en Tokio (Japón) para disputar la Copa del Mundo de florete, aseguró que en ese viaje se “durmió durante una hora” y que al despertarse encontró la mochila en la que había dejado su medalla “medio abierta”.
El italiano, de 24 años, explicó en una entrevista con el diario “La Repubblica” que estaba viajando a Turín para entregar su oro al museo del Juventus, el equipo del que es aficionado y que iba a ofrecer la medalla al público, y que denunció el robo a la policía ferroviaria.
“Espero que pueda encontrar mi medalla, no lo digo por el valor comercial, que es cero, sino por el valor afectivo. Me gustaría poderla mostrar a mi futuro hijo. Espero que me devuelvan el original”, aseguró Garozzo.
La medalla de oro de Garozzo tenía particular importancia para Italia ya que era la primera en el florete masculino desde la que ganó Alessandro Puccini en Atlanta 96.
El tirador de Catania (sur) se impuso en la final de florete de Río al estadounidense Alexander Massialas por 15 a 11.