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Conocí a Adolfo hace unos 30 años, cuando se inició en el gimnasio Hércules, ubicado sobre 5ta. Avenida. Por ese entonces en su coqueto gimnasio además del fisicoculturismo, se entrenaba con pesas, lo que ahora se popularizó como halterofilia.
Con un amigo en común, Aníbal Riveros, de Blue-Caps, iniciamos recuerdo la carrera como boxeador del zurdo Nicasio Moray, a quien bauticé como Pantera, nombre con el cual realizó toda su carrera profesional.
Adolfo muy gentilmente preparó físicamente a Moray, y siempre estuvo dispuesto a ayudar a todos quienes se acercaban a él. Como diríamos, era un buen tipo.
El pasado viernes en el programa Polideportivo y algo más, uno de sus hijos -el fue criado por Adolfo y siempre dijo que era su padre-, que trabaja en ABC TV, Sergio Ucedo, me comentó que estaba muy mal de salud y que lo recordara en el programa.
Me disculpé con él al finalizar el programa porque sinceramente se me pasó y este sábado me confirman su fallecimiento.
Los restos de Larrucea son velados en el Jardín de la Paz sobre República Argentina, a cinco cuadras de la avenida Eusebio Ayala.
Que descanses en paz amigo Adolfo.