El gol tempranero

4 meses. 18 semanas. 127 días. Es el periodo sin fútbol en el país. Todo en un año que pesa y equivale por cinco por los efectos devastadores de la pandemia que también afectó al fútbol que conocíamos.

Cargando...

Hoy Paraguay es la primera liga nacional que vuelve en América del Sur. Un escenario impensado cuando estalló todo. Las proyecciones catastróficas asustaron hasta al más ferviente futbolero. Septiembre era una tímida proyección. Aislamiento total a niveles de confinamiento que generaba el rechazo de los jugadores. No se descartaba la anulación de la temporada.

El trabajo de contención y el acatamiento social en la fase inicial animó a las autoridades sanitarias para colocar al fútbol profesional en la fase 2 sorprendiendo a los mismos dirigentes de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF). Cuando vieron que hubo avance sin sobresaltos, activaron un consensuado protocolo –ahuyentando la percepción de ser reactivos antes que proactivos para el retorno– a fines de mayo estableciendo este viernes como punto de retorno.

La gestión ha sido destacable desde la obtención de insumos para las pruebas semanales hasta el celo demostrado en los amistosos de las últimas semanas. Escenario que no estuvo ajeno a críticas sociales ante la escasez que han manifestado otros sectores.

El fútbol tiene dos aspectos que están interconectados. El económico y el social. Lo primero es lo que lo obliga a volver para la propia subsistencia de los clubes y razón de ser de los profesionales afectados. No obstante, es innegable el magnetismo que genera el juego –uno que se adecua y deja a cientos de damnificados en esa conversión– que volverá a despertar las pasiones de gran parte de la ciudadanía con elogios, críticas, debate y polémicas; un símbolo de lo que fuimos antes de la pandemia.

Por eso los actores del fútbol deberán mentalizarse hasta el hartazgo que volver es un privilegio. En un contexto de una economía arrasada y miles –entre ellos fieles hinchas– de desempleados solo basta un paso en falso para desembocar en consecuencias nefastas. Los ejemplos del último fin de semana dejan la preocupación de la irresponsabilidad campante y la interrogante si fueron los únicos casos o solo los que vieron la luz pública.

Luque será la sede de la vuelta. Esta semana se ha declarado la emergencia sanitaria en la ciudad de la música. Con más razón, cobra vigencia el respeto al protocolo antes que ceder al pánico. Las otras sedes tampoco están a salvo. El fútbol vuelve en un escenario más complicado en comparación a cuando se anunció el retorno. Hoy no es el gol de oro, es el gol tempranero de un juego extremadamente complicado con final aún incierto.

Mantener esa mentalidad y conducta consecuente es el desafío de todos los involucrados para llegar al último domingo de diciembre. Dentro de 5 meses. 23 semanas. 162 días. Un camino aun más largo que la misma inactividad. Allí sí se podrá cantar victoria. Mientras, a disfrutar y proteger la ventaja.

@Danichung

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...