El punto de mayor tensión se dio con el penal sancionado a favor del “Ciclón”. Tras una jugada en la que el árbitro principal, Juan Gabriel Benítez, dejó seguir la acción, el VAR, con Carlos Figueredo a la cabeza, intervino para revisar la jugada dentro del área. La revisión dictaminó que el volante franjeado Rodrigo Pérez embistió con el hombro por la espalda al atacante azulgrana Luis “Totín” Amarilla, lo que llevó a la sanción de la pena máxima, que el argentino Federico Carrizo se encargó de convertirlo, marcando el descuento y la reacción para su equipo.
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Esa decisión encendió la indignación en el banco del Olimpia luego de consumarse la derrota. La dupla técnica franjeada, Ramón y Emiliano Díaz, no dudaron en expresar su desacuerdo en la conferencia de prensa posterior al partido. Sus quejas no se limitaron al encuentro, ya que la dirigencia del “Decano”, mediante su vicepresidente Julio Jiménez fue más allá, solicitando públicamente la destitución de Éber Aquino, director del Departamento de Árbitros, además de Pablo Silva, director del VAR, y Carlos Figueredo, quien estuvo como árbitro asistente de vídeo en el clásico. La cúpula franjeada consideró que las decisiones tomadas durante el superclásico demostraron un sesgo perjudicial contra su equipo.
Sin embargo, la APF ofreció una respuesta a través del informe oficial de la Comisión de Árbitros. Al analizar todas las acciones polémicas del encuentro —incluyendo la amonestación de Fabricio Domínguez Huertas por una falta ante Iván Leguizamón y un penal por mano de Fabrizio Peralta—, el informe concluyó que las decisiones tomadas fueron “correctas” y que la intervención del VAR se ajustó a los protocolos establecidos. La divulgación de las decisiones arbitrales, en lugar de calmar los ánimos, podría encender aún más la polémica en torno a lo que dejó el superclásico disputado en Ciudad del Este.
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