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Paraguay debe mostrar su mejor versión futbolística en esta etapa decisiva, luego de una primera fase en la que tuvo un nivel que solo llegó a lo aceptable. Con un año y medio de preparación, el equipo tendría que exhibir algo más y existen elementos para exigir la levantada. Hasta aquí, voluntad y pelotazos. Poca generación de juego, que hace que los delanteros tengan que hacer el doble esfuerzo para cumplir, al encontrarse aislados en varias ocasiones.
Pese a ser el elenco de menor puntaje en acceder a esta instancia (y el menos productivo, con cinco goles), Colombia es un rival siempre de cuidado. Además se tiene la espina clavada por haber perdido ante los cafeteros la final de la edición anterior, en Mendoza (Argentina). Claro, los protagonistas eran otros, pero el estilo de encarar los partidos no varía.
No hay lugar a especulaciones. La Albirroja tiene jugadores de corte ofensivo, que deben explotar esas cualidades. El problema es el cambio de “chip”, porque cuando ingresan al campo parecen estar más preocupados en nuestro arco, que en el del adversario. Desde los tres palos comienzan las dudas que contagian a todas las líneas y que hacen nuestra selección hasta aquí no se afirme.
Nos es más fácil correr detrás de la pelota, que tocarla, a excepción de la más reciente presentación contra Perú, en la que se vio algo atípico, como un “picado” de escuelas de fútbol, con pases seguidos y lateralizados.
Equipo probable: Tomás Echague; Juan Escobar, Iván Cañete, Raúl Salcedo y Omar Alderete; Gustavo Viera, Ángel Benítez, Roque Guachiré y Danilo Santacruz; Sergio Díaz y Walter González.