El primer tiempo entre Olimpia y San Antonio Bulo Bulo fue un reflejo de las limitaciones de ambos equipos. A las ya conocidas carencias futbolísticas del conjunto boliviano se sumó la falta de criterio del Decano. Al estar ya eliminado de forma prematura de la Copa Libertadores, Olimpia encaró el partido sin la presión de buscar un resultado positivo. La desilusión de los aficionados por el pésimo nivel mostrado en el primer semestre se hizo evidente en las gradas del Defensores del Chaco. Solo un puñado de hinchas acudió a la fría noche, dejando el estadio con una sensación de vacío, demasiado grande para un partido que era para cumplir. Este ambiente desangelado subrayó el decepcionante cierre de la campaña continental de Olimpia.
Durante la primera mitad, fue el conjunto boliviano el que se mostró más incisivo y estuvo a punto de romper el cero. Gastón Olveira, el portero de Olimpia, se erigió como la figura indiscutible, frustrando cada intento de los visitantes. Por el lado del Franjeado, la única oportunidad clara llegó de un cabezazo de Junior Barreto que impactó en el poste, tras una jugada de córner corto entre Facundo Zabala y Rodney Redes. Hasta ese momento, la sensación era que los bolivianos eran los únicos conscientes del premio de 330.000 dólares por la victoria, mientras que Olimpia no hallaba la fórmula para vulnerar la portería de Rodrigo Saracho.
En los primeros minutos de la segunda mitad, ante la evidente falta de juego colectivo hasta ese momento, la inspiración individual de Rodney Redes fue clave para desatascar el partido y encarrilar el triunfo de Olimpia, el extremo recibió de Javier Domínguez en tres cuartos de cancha y, con absoluta libertad, desató un derechazo que se incrustó en el costado derecho de Rodrigo Saracho, quien no pudo ofrecer respuesta alguna ante la potencia del disparo. Este gol, tan necesario, representó una inyección anímica importante que permitió a los dirigidos por Fabián Bustos soltarse y desplegar un dominio territorial y del esférico.
El elenco visitante dejó una amplia brecha entre su última línea y la zona medular, un escenario ideal para que los atacantes franjeados aprovecharan los espacios. Apenas un minuto después de la apertura del marcador, Olimpia logró duplicar su ventaja. El segundo tanto nació de una diagonal de derecha hacia el centro de Luis Carlos Abreu, quien avistó completamente desmarcado al siempre incisivo Iván Leguizamón, el extremo recibió el balón al borde del área, y con un control orientado se fabricó el espacio para su pie menos hábil, desatando un derechazo rasante que se coló ajustado al poste derecho de Rodrigo Saracho, quien nuevamente solo pudo ser observador de la segunda caída de su portería.
El Franjeado se convirtió en un aluvión ofensivo, con su tridente de ataque completamente encendido. Solo faltaba la anotación de Derlis González, y no se hizo esperar. Tres minutos después del gol de Leguizamón, fue el propio “10” quien se encargó de marcar el tercero, con el tanto que nació en una presión alta del ex San Lorenzo de Almagro en la salida del equipo boliviano, recuperando el esférico en campo contrario. En una situación de tres contra dos, Leguizamón, antes de llegar a la medialuna del área, detectó la carrera de Derlis González, quien le marcó el pase y con una exquisita definición, ubicó el balón por encima de la desesperada salida de Rodrigo Saracho. Este gol fue un recordatorio del mejor estado de forma del “10”, quien busca recuperar el nivel que lo llevó a ser una pieza clave en temporadas consagratorias.
En la recta final del encuentro, Olimpia selló su goleada con el cuarto tanto, que se originó en un desborde por la derecha del joven Álvaro Montiel, quien ganó la línea de fondo y metió un centro algo displicente que, sin embargo, expuso una vez más las falencias defensivas de San Antonio Bulo Bulo. El esférico, casi pidiendo permiso, fue avanzando hasta llegar a la posición de Erik López, este con un amague corporal, dejó pasar el balón y se fabricó el espacio para una media vuelta, culminando la jugada con un zurdo colocado y rasante que ingresó pegado al poste izquierdo de Rodrigo Saracho. El portero boliviano, resignado, solo pudo observar cómo su valla caía por cuarta vez en la noche. De esta forma, Olimpia cerró una participación continental para el olvido, aunque se embolsó los 330.000 dólares que la Conmebol otorga por “mérito deportivo” a los equipos que logren sumar de a tres.
