“Colombia como equipo fue el mejor jugador en el campo”, fue el resumen de Queiroz para hablar del 2-0. “Jugamos con mucha disciplina, concentración y responsabilidad”.
De 66 años, Queiroz cruzó el Atlántico en febrero para decirle “sí” a su primera experiencia dirigiendo en América.
Colombia fue a buscarlo después de seis años y ocho meses del argentino José Pekerman en el banquillo, un período exitoso para los cafeteros por la disputa de los Mundiales de Brasil-2014 y Rusia-2018.
Pero llegó el momento del cambio. Y el elegido fue el portugués.
Exseleccionador de Irán (2011-2019) y Portugal (2008-2010), Queiroz se hizo al lado de Alex Fergurson como su asistente en el Manchester United y tuvo un breve paso de una temporada como DT del Real Madrid.
Estructura
Su filosofía, muy simple: correr con la pelota, correr sin la pelota.
“Después de más de 36 años de experiencia puedo decir que el estilo que me gusta es el arte de ganar. Si el estilo es rock and roll, lo hacemos, y si es samba, lo hacemos. Lo que sea necesario para jugar un partido con el arte de ganar, lo haremos”, dijo en su presentación como DT de Colombia.
Queiroz había advertido que todos sus jugadores tendrían “un papel y una función” en su esquema de juego, un 4-3-3 vertical, clásico europeo, pero con variantes según las necesidades o los momentos del partido.
Y eso fue lo que se vio en Salvador ante la Albiceleste de Messi: trabajo en equipo, funcionamiento, estructura. Todo lo que le hizo falta a Argentina, todo de lo que careció Lionel Scaloni para hacerle frente a la experiencia de Queiroz.
Colombia fue un equipo solidario en el campo. Corrió, luchó, sufrió y presionó.
Wilmar Barrios, de excelente trabajo en la mitad, se comió a Messi con fuerza y con inteligencia. Fue el Barrios que se hizo figura en La Bombonera a puro “huevo... huevo...” antes de irse al Zenit ruso.
La defensa anuló al ’Kun’ Agüero y como equipo jugó 11 contra 10 en la primera parte, porque de Di María nunca se supo que estuvo en la Arena Fonte Nova hasta cuando se anunció su sustitución para el inicio del segundo tiempo.
Verticalidad y presión
Otro sello de Colombia fue la presión.
A lo largo de la era Pekerman la posesión de la pelota fue el fuerte, pero ante Argentina la posesión no fue la principal arma. Fue la presión sobre la pelota.
Ver a Falcao corriendo a los centrales, a James barriéndose para recuperar la pelota cuando la tenían los laterales, ni qué decir de Barrios, del ida y vuelta de Mateus Uribe, del mismo Cuadrado con juego interior y desborde por la banda derecha.
Siempre Colombia tuvo superioridad numérica con y sin pelota, y todo gracias a esa presión, a esa intensidad en la dinámica, el querer ahogar la salida del rival. Y cuando tuvo la pelota y Argentina estaba tambaleando, jugó al fútbol.
“Encontramos una forma de estar dos o tres jugadores alrededor del balón y eso nos ayudó mucho para enfrentar a un equipo muy bueno y con grandes jugadores como Argentina” , indicó un Queiroz reflexivo y sereno ante la victoria.
“Me gustaría que pudiéramos salir con más verticalidad y más profundidad para llegar más rápido a la portería rival, pero es muy difícil conseguirlo”, concluyó.
La próximo prueba de los colombianos será el miércoles en Sao Paulo ante Catar, el anfitrión del Mundial-2022, un rival que conoce Queiroz al detalle tras 8 años en el fútbol asiático.