La dilatada trayectoria de Miguel Ángel Russo no fue ajena al fútbol paraguayo. En 2019, el reconocido estratega tuvo su etapa al frente de Cerro Porteño, asumiendo el reto de dirigir al equipo en múltiples frentes. Su gestión en el Azulgrana se extendió por 19 compromisos en total, abarcando partidos del campeonato local, la Copa Libertadores y la Copa Paraguay. Dejando huellas como la recordada frase de “estrellas fugases” refiriéndose a las carreras que iban llevando en ese entonces Sergio Díaz y Josué Colmán.
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Durante este periodo, su registro con el Ciclón de Barrio Obrero se saldó con un balance equilibrado y combativo, sumando siete victorias, siete empates y solo cinco derrotas. Aunque fue una etapa breve, el paso de Russo por Cerro Porteño añadió un nuevo capítulo internacional, en el que había sido eliminado en cuartos de final de la Copa Libertadores ante River Plate, la última vez que el “Ciclón” logró instalarse entre los ocho mejores del máximo certamen a nivel de clubes de nuestro continente.
Según el comunicado oficial de Boca, una recaída en la última semana había alertado a su entorno y a los médicos, quienes le recomendaron permanecer bajo observación permanente en su domicilio. La salud de Russo comenzó a deteriorarse a principios de septiembre, cuando fue internado en el Instituto Fleming a causa de una infección urinaria que se sumó a un malestar integral, agregándose un cuadro de deshidratación severa. Tras recuperarse, recibió el alta médica y retomó sus actividades en el club Xeneize.
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No obstante, durante los partidos de septiembre (el 14 ante Rosario Central y el 21 frente a Central Córdoba), se le observó cada vez más débil. Como consecuencia, el DT relegó a sus ayudantes las indicaciones a los jugadores y la supervisión de los entrenamientos previos. Finalmente, se decidió que Claudio Úbeda, su auxiliar, ocupara provisionalmente su lugar en el banco de suplentes y en las prácticas semanales, lo que ejecutó en los encuentros contra Defensa y Justicia y Newells.
La salud de Russo ya había presentado complicaciones en 2017, cuando dirigía a Millonarios de Colombia y fue diagnosticado con cáncer de próstata. En aquella ocasión, fue operado en Bogotá en febrero de 2018 y logró recuperarse al punto de continuar trabajando entre sesiones de quimioterapia, llegando incluso a conquistar el título local.
La trayectoria de Russo como entrenador lo consolidó como uno de los más respetados del fútbol argentino, dirigiendo a clubes emblemáticos como Estudiantes de La Plata, Boca Juniors, San Lorenzo, Racing, Vélez Sarsfield, Rosario Central y Lanús, entre otros. Sus mayores logros llegaron con el cuadro xeneize, al conquistar la Copa Libertadores de 2007 con un equipo liderado por Juan Román Riquelme, quien —ya como presidente— lo convocaría para tomar las riendas del club en 2025. En Vélez fue campeón del Clausura 2005, y en Rosario Central logró la Copa Argentina 2018, dejando una huella afectiva por su vínculo con la institución.
Además de sus etapas en Colombia, México, España, Perú y Arabia Saudita, Russo también tuvo un paso por el fútbol paraguayo, cuando llegó a Cerro Porteño en 2019. El “Palomo” fue un técnico de perfil sereno y trabajador, con una impronta basada en la disciplina, la solidez táctica y el respeto por el grupo. Su figura trascendió los resultados: representó una forma de entender el fútbol con nobleza y compromiso.
Como futbolista, Russo jugó únicamente en Estudiantes de La Plata, debutando en 1975 y retirándose en 1988. Fue un mediocampista de marca con buen criterio, clave en el equipo dirigido por Carlos Bilardo que conquistó el Metropolitano 1982 y el Nacional 1983, una de las etapas más recordadas del club, disputando más de 400 partidos oficiales con la camiseta pincharrata.