El PSG de Luis Enrique: un equipo con el sello de su autor

Luis Enrique ha forjado en el París Saint-Germain el equipo que anhelaba, una escuadra donde su visión es la protagonista y que irradia en el campo la arrolladora personalidad y el carácter inquebrantable que el técnico asturiano imprime desde el banquillo y en cada entrenamiento.

Luis Enrique Martínez García (55 años), el entrenador del Paris Saint-Germain, que jugará la final de la Champions League este sábado ante Inter de Milán.
Luis Enrique Martínez García (55 años), el entrenador del Paris Saint-Germain, que jugará la final de la Champions League este sábado ante Inter de Milán.CHRISTOPHE PETIT TESSON

“Es nuestro líder”, resumía hace unos días Vitinha, consciente de que tras él se parapeta un equipo que ha conseguido deslumbrar a Europa y que aspira a levantar la primera Liga de Campeones de su historia este sábado contra el Inter de Milán.

Su llegada al Parque de los Príncipes en el verano de 2023 abrió una nueva página en la trayectoria del club propiedad de Catar, que hasta entonces había apostado por traer grandes estrellas en lugar de hacerlo por un proyecto colectivo.

Desde su primera rueda de prensa, Luis Enrique sentó las bases de su ideario: “Vengo a hacer un equipo que tenga un estilo de juego reconocible”.

De esa manera, el ex seleccionador español se quitaba la presión de verse obligado a ganar la Liga de Campeones, la condición que había costado el puesto a todos sus antecesores.

En una reciente rueda de prensa aseguraba que cuando hace diez años levantó la Copa de Europa con el Barcelona hizo “un trabajo excepcional”, pero que en París ha sido una labor más personal.

“Aquí el proyecto ha sido diferente, lo hemos tenido que construir”, dijo el entrenador, que ha encontrado un eco total en el director deportivo, Luis Campos, y en el presidente, Nasser Al-Khelaifi.

El fracaso de 2023, derrotado en octavos de final sin apenas oponer resistencia ante el Bayern de Múnich con Christophe Galtier en el banquillo, decidió a Doha a hacer un planteamiento diferente y dejar aparcada la ambición con la que habían llegado en 2012, la de ganar a toda costa la Liga de Campeones.

Luis Enrique aterrizó con plenos poderes y con la voluntad de construir un equipo a su gusto. Su llegada coincidió con la salida del argentino Lionel Messi y del brasileño Neymar, la constatación de que las grandes estrellas no eran la prioridad para el técnico.

Solo quedaba Kylian Mbappé de la etapa de los grandes nombres, pero el delantero francés gozaba de un amplio capital de compromiso, acababa de ampliar su contrato y era señalado como el pilar sobre el que debía reposar el PSG.

Pero las cosas se torcieron enseguida, el jugador anunció su intención de acortar su estancia y las relaciones se tensaron. Luis Enrique tuvo que gestionar un frente heredado, el último que no llevaría su sello.

Cuando finalmente se consumó la salida del atacante con dirección a Madrid, el entrenador español pareció hasta aliviado y lanzó una frase que ha sido premonitoria: “El año que viene seremos mejores”.

Aunque posteriormente confesó que lanzó esa frase más para motivar a sus tropas que por auténtica convicción, el caso es que surtió efecto y sin la estrella francesa ha sabido componer un PSG más coral y, por el momento más efectivo.

El equipo tiene más posesión del balón, genera más ocasiones de gol y marca más goles, sobre todo desde que a principios de 2025 decidió colocar a Ousmane Dembélé en la punta del ataque y el ex jugador del Barcelona se destapó como un gran artillero.

Pese a no contar con la aportación de Mbappé, el equipo tiene ya tres goles más que en la pasada campaña, a falta de la final de la Liga de Campeones.

Luis Enrique saca pecho de que su aportación ofensiva no reside en un único jugador, es el fruto de un trabajo colectivo en el que 18 futbolistas han visto meta y otros tantos han sumado asistencias.

Los 21 tantos de Dembélé, los 14 de Bradley Barcola o los 10 de Gonçalo Ramos dejan paso a una retahíla de nombres que han puesto su granito de arena en el éxito del equipo.

“Como entrenador me siento orgulloso de no depender solo de un jugador”, afirma el técnico, que presume de que toda la plantilla ha sabido engancharse a su rueda.

Pero la auténtica seña de identidad del equipo es su asfixiante presión, una característica que tienen bien rodada y con la que han sabido atenazar a rivales de talla como el Liverpool o el Arsenal.

Con todo ello, el técnico ha sabido arrastrar a toda la ciudad, que comienza a idolatrarle como el mesías que puede, al fin, traer a la capital del Sena el máximo trofeo europeo.

Luis Enrique no deja de repetir que el objetivo es “escribir la historia”. Y hacerlo con un equipo de autor.

Enlance copiado