Múnich, sede de sorpresas: donde la Champions corona a los inesperados

La ciudad de Múnich ha sido testigo de cuatro finales memorables a lo largo de la Champions League, con un denominador común: en cada una de ellas, el trofeo viajó a las vitrinas de un club que inscribía por primera vez su nombre en el palmarés de la máxima competición europea a nivel de clubes.

Vista general del Allianz Arena, de la ciudad alemana de Múnich, que albergará la final de la UEFA Champions League, el próximo 31 de may
Vista general del Allianz Arena, de la ciudad alemana de Múnich, que albergará la final de la UEFA Champions League, el próximo 31 de mayMARTIN DIVISEK

Parece que la capital bávara posee un aditamento especial para los aspirantes sin corona. Nottingham Forest (Inglaterra), Olympique de Marsella (Francia), Borussia Dortmund (Alemania) y Chelsea (Inglaterra), contra todos los pronósticos, se alzaron la gloria continental en suelo muniqués. Tanto el emblemático Olympiastadion como el moderno Allianz Arena han sido escenarios de inesperados triunfos que ya forman parte de la leyenda de la competición. La incógnita es si esta “aura” de sorpresa bávara sonreirá al París Saint Germain ante el Inter de Milán, en la final del próximo 31 de mayo.

1979: La Cenicienta que conquistó una Copa de Europa de sorpresas

La Copa de Europa de la temporada 1978-79 se erige como una de las más impredecibles en los anales del torneo. Gigantes como el Real Madrid y el Liverpool cayeron prematuramente, dejando paso a invitados inesperados en la lucha por el título: Nottingham Forest, Colonia, Malmö y Austria Viena.

Finalmente, fue el modesto equipo inglés el que se alzó con el preciado trofeo, tras vencer 1-0 al Malmö sueco en el Olympiastadion. Trevor Francis grabó su nombre en la historia al anotar el gol que dio inicio al breve pero brillante reinado europeo del Forest, que un año después volvería a levantar la copa en el Santiago Bernabéu ante el Hamburgo.

1993: El Marsella primer y único club fránces en levantar el cetro

Tuvieron que transcurrir 14 años para que la final de la máxima competición europea regresara a Múnich. En esta ocasión, el Olympique de Marsella, con figuras de la talla de Barthez, Angloma, Deschamps y Rudi Völler, se enfrentaba al legendario Milan de Fabio Capello, que contaba en sus filas con astros como Franco Baresi, Paolo Maldini, Frank Rijkaard, Marco Van Basten y Ruud Gullit.

El favoritismo recaía abrumadoramente del lado “rossonero”, pero el Marsella escribió una página dorada en su historia. Un solitario gol de Basile Boli convirtió al conjunto del sur de Francia en el primer –y hasta ahora único– equipo galo en conquistar la renombrada Champions League.

1997: El Dortmund celebra en el feudo de su archirrival

Para la final de la edición 1996-97, la Juventus de Paolo Montero, Deschamps, Christian Vieri y los jóvenes talentos Del Piero y Zidane llegaba como la gran favorita para revalidar su título de campeón. Sin embargo, de la manera más inesperada, se estrelló contra el muro amarillo del Borussia Dortmund.

Los de la cuenca del Ruhr lograron su primera “Orejona” con un contundente 3-1 sobre los bianconeri. Karl-Heinz Riedle marcó un doblete que desató la euforia amarilla y negra al filo del descanso. Aunque Del Piero descontó con un golazo que reavivó las esperanzas juventinas, Lars Ricken sentenció el encuentro con una exquisita vaselina que aún resuena en la sede de los Juegos Olímpicos de 1974.

2012: El Chelsea amarga la fiesta al Bayern Múnich a domicilio

Si hay una derrota más dolorosa que perder una final, esa es perderla en casa. Y eso fue precisamente lo que sufrió el Bayern de Múnich, que cuando saboreaba la gloria en su Allianz Arena, se topó con un Chelsea liderado por las legendarias figuras Didier Drogba y Peter Cech.

En un partido de tensión palpable hasta luego de los 83 minutos, en los que los “Blues” resistieron los embates bávaros, Thomas Müller abrió el marcador, sellando aparentemente el destino del partido. Sin embargo Didier Drogba, en su último gran servicio con la camiseta azul, igualó el encuentro con un potente cabezazo en el minuto 88.

Después de una prórroga en la que Arjen Robben falló un penal crucial, que llevó la definición a la fatídica tanda de penaltis. Peter Cech se erigió como un gigante al detener los lanzamientos de Olic y Schweinsteiger, dejando en bandeja el título a Drogba, quien no falló y otorgó al Chelsea su primera y hasta ahora única Liga de Campeones, ante el desconsuelo de una afición local incrédula.

Enlance copiado