Los aficionados castigaron a Hungría por el resultado en Holanda y el partido se jugó en un estadio prácticamente vacío, ante 2.000 espectadores.
Hungría, cuyo seleccionador, Sándor Egervári, dimitió después del partido en Holanda, comenzó el partido presionando y en los primeros minutos llegó varias veces hasta el área de Andorra, pero sin resultados.
En el primer tiempo, ambas selecciones jugaron sin fantasía y las pocas posibilidades de Hungría no se tradujeron en goles, mientras el público húngaro expresaba su descontento con pitidos.
Al inicio del segundo tiempo, Andorra casi sorprendió a los húngaros, cuando Martínez erró la portería por centímetros, después de un tiro de 16 metros.
El primer gol húngaro llegó en el minuto 52, con un cabezazo de Nikolics, quien después de un servicio se encontró solo en el área y marcó desde unos 6 metros, mientras que en el minuto 77 Lima marcó un autogol.