De la liguilla semifinal de la Liga Ka’arendy de Fútbol, en Alto Paraná, intervinieron cuatro elencos. El 4 de Agosto y el Dr. Juan León Mallorquín alcanzaron el mayor puntaje y lograron superar el filtro. Quedaron al margen San Antonio y Guaraní, que también acumularon méritos para intervenir de la avanzada etapa.
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En cada transmisión, Ka’arendy Soccer instituye un modesto trofeo al destacado del partido, más un premio adicional, dependiendo del rubro, pues para cubrir los gastos operativos y que brinde alguna ganancia para salvar la larga y a veces extenuante jornada, los componentes del staff deben golpear puertas en busca de auspiciantes.
Culminado el partido, consumándose la sufrida clasificación del JLM a la instancia cumbre del certamen mallorquino, por decisión unánime, el centroatacante William Armando Garcete Villanueva, de 24 años, natural de Ciudad del Este, fue electo del mejor del encuentro, por su participación decisiva para la concreción del tanto de la victoria en la agonía del encuentro. En otro escenario, palpitaban con la resolución del duelo que cambiaría el panorama de los finalistas.
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Un cronista con micrófono en mano y el enorme auricular puesto se acercaba al atleta para la entrevista y el reconocimiento correspondientes. Luego del trofeo, el atleta recibió un litro de leche en cartón, más una docena de banana, para la explosiva combinación de nutrientes.
La organización deportiva invirtió la módica suma de 25.000 guaraníes (3,5 dólares) para la llamativa recompensa adicional (yapa). A veces suele gastar más, por ejemplo cuando instituyó una plancha de huevos, por ejemplo.
Ya finalizado el acto, el sonriente beneficiado se acercó al grupo que estaba el pleno festejo y lo primero que le preguntaron fue en qué consistió el premio. La respuesta de leche se prestó a la confusión, porque los muchachos pensaban que se trataba de otro tipo de “leche”, la bebida alcohólica más consumida del mundo (y del país, claro está), derivada de la cebada.
Así pasaba otro colorido momento, ya hecho costumbre por Ka’arendy Soccer. En esta época de vacas flacas, cualquier caldito es alimento. Cada jugador beneficiado recibe con agrado su premio, porque por más humilde que sea, no deja de ser un reconocimiento al esfuerzo.
En el interior, se debe sudar más de la cuenta para salir adelante. Como se dice, hay que mojar la camiseta. El deporte popular termina siendo una válvula de escape, una diversión, no una profesión.
A diferencia del líquido blanco de la vaca que terminó al día siguiente con el jugo y el cocido, la inmensa cantidad de “leche” adquirida por los eufóricos vencedores de una bodega cercana a través de la “vaquita”, se agotó enseguida, en un flash. Otra folclórica anécdota que nos ofrece nuestro querido fútbol del interior.