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Actitud ganadora franjeada; bloqueo mental azulgrana
El mundo del revés. El volante Richard Ortiz puesto de defensor y el zaguero Matías Pérez alistado como mediocampista, cuando lo ideal era dejar de lado las improvisaciones, más aún en un juego que paraliza al país futbolero para que cada “muñequito” sea ubicado en su puesto, esperando su máximo rendimiento.
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La diferencia es que el entrenador franjeado Fabián Bustos cambió de esquema, en un momento de adversidad, mientras su compatriota Diego Martínez tardó un tanto en modificar su dibujo táctico.
Dentro del ataque por ataque, con poca profundidad, Cerro Porteño logró ser punzante, a diferencia de Olimpia, que insinuaba bien sus avances, pero no tenía fuerza ni claridad en los metros finales.
La clave fue Pachi Carrizo, el distinto, con sus pases filtrados, precisos. Un servicio suyo en dirección a Torres fue abortado por el reaparecido Olveira.
Un cambio de frente del argentino permitió la cabalgada de Alan Benítez, un verdadero atleta avanzando (flojo en la tarea de contención) para asistir a Juan Manuel Iturbe, quien resolvió de primera, con el exterior del pie izquierdo y desatar el delirio de la afición azulgrana con su tanto.
Ventaja cerrista merecida, por una mejor propuesta colectiva en la etapa inicial, cerrada con carita feliz con el emoji. Las complicaciones se presentaron después, cuando ya las piernas no respondían de la misma manera. El bajón físico y futbolístico fue notorio.
Los franjeados modificaron su esquema para la complementaria. El mejor posicionamiento tuvo un efecto inmediato, con Richard en la zona medular, raspando y lanzando balones, con una prestación distinta, porque es un jugador de partidos trascendentes. El Ciclón seguía en lo mismo, pero con el combustible casi en reserva, con un largo camino aún por transitar.
Leguizamón le despojó el balón a Alan Benítez, intervención del incanzable Topo Zabala, envío al vacío de Redes, cortina de Derlis González y resolución del lateral izquierdo para el 1-1. El espectáculo empezaba a cambiar, porque el protagonista pasaba a ser el conjunto que en la fracción inicial fue superado.
El local acusó el impacto. Desaparecieron las ideas, lo que antes hacía hasta con cierta facilidad, ya no le salían. Historia repetida entre los tradicionales rivales que pasa mucho por lo mental, porque el desgaste fue por igual.
Luego de un largo periodo de pausa en sus intervenciones para recargar energías, Iturbe tuvo la ocasión de marcar, pero su potente tiro fue bloqueado por Olveira. Del otro lado, Derlis tuvo una ocasión propicia, pero llegó a la zona de definición exigido. El #10 sigue sin encontrar su mejor nivel.
Parecía empate, que en los últimos años se presentaba como el techo para Cerro en los clásicos, hasta que una descoordinación azulgrana en retaguardia combinada con el buen movimiento ofensivo de Olimpia para cargar por derecha y aplicar la daga en el sector opuesto. Potente disparo de Hugo Adrián, rebote otorgado por el Gatito Fernández y rauda incursión del chico Luis Abreu para ganar la posición y establecer el 2-1 en el segundo minuto de recuperación.
Sobria tarea de Juan Gabriel
Juan Gabriel Benítez Mareco (42) tuvo un correcto desempeño en su quinto superclásico (dos victorias de Olimpia y tres empates), con desplazamientos correctos y medidas disciplinarias justas. Un árbitro sobrio, que infunde respeto. Además, los jugadores contribuyeron para el lucimiento de su trabajo.