El ave desapareció por la descomposición de su hábitat y la caza furtiva.
“Una revisión más exhaustiva de la documentación histórica nos indicó que el último registro de guacamayas en Palenque fue en 1935, o sea que hay varias generaciones que nunca en su vida han visto este ave que originalmente estaba aquí”, explicó Alejandro Estrada, investigador del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante la ceremonia de recibimiento en el parque ecológico de Aluxes, estado sudoriental de Chiapas, de los primeros 27 de 60 ejemplares criados en cautiverio que se planea liberar en 2013, el académico recordó que en la actualidad hay como máximo 400 aves de esta especie (Ara macao) en toda la región de México y Centroamérica.
De la familia de los loros, pericos y cotorras, las 27 guacamayas rojas, con sus llamativos colores y prominentes picos, viajaron durante 12 horas por vía terrestre con un equipo de veterinarios y biólogos desde el Centro Xcaret de cría y reproducción, en la Península de Yucatán, hasta su nuevo destino en la selva chiapaneca.
Las aves permanecerán los próximos tres meses en una jaula de “preliberación” que les permitirá adaptarse al nuevo entorno y aprender aspectos básicos como el vuelo en libertad, la búsqueda de comida silvestre y la anidación en los árboles.
A juicio de Estrada, quien dirigió el estudio genético al que se sometió a los ejemplares para comprobar que son de la misma subespecie que históricamente habitó esta zona y que por lo tanto son compatibles con el entorno, el paso de las guacamayas por esta etapa previa es “imprescindible”.
“Es un ambiente totalmente nuevo para ellas. Son animales que nacieron en cautiverio; entonces son totalmente ingenuos. Nunca en su vida han estado en la selva, y el proceso de acoplamiento para que puedan responder adecuadamente al exterior es gradual y tiene que tener una estructura”, precisó.
Actualmente solo persisten dos poblaciones en el sur de México, una de apenas 50 individuos entre Oaxaca y Chiapas, y la otra en la Selva Lacandona, con una población estimada de 150 a 200 aves.
El doctor Salomón González, presidente de la Junta de Gobierno de Acajungla A.C., órgano rector del parque Aluxes, detalló que en los próximos tres meses tratarán de ir cambiando paulatinamente las pautas de vida de los ejemplares y prepararlos para la libertad.
Entre otros aspectos, los cuidadores comenzarán alimentando a las aves con productos a los que están habituados e irán introduciendo una alimentación cada vez más silvestre. “El hecho de darles esta oportunidad, que se adapten al medio, que conozcan los alrededores, les da una ventaja de supervivencia cuando son liberadas”, indicó el experto, quien no obstante añadió que el trato no terminará con la puesta en libertad.
Una anilla en la pata y una marca en el pico permitirán hacer un seguimiento de los ejemplares una vez que ya no vivan en cautividad, y comprobar si se cumple el objetivo de que se reproduzcan en el medio silvestre y hagan viajes cada vez más largos.
González resaltó que la guacamaya es un ave “emblemática de los mayas”, que se convertirá en un “icono de preservación” y que su experiencia de liberación contribuirá a que la gente aprenda a valorar las especies naturales y a conservarlas.
El comercio ilegal de estas aves, que pueden venderse en el mercado negro hasta en 3.000 dólares para ser utilizadas como mascotas, es uno de los principales peligros a los que tendrán que hacer frente los ejemplares cuando queden en libertad.
Las guacamayas, cuyas edades van de 12 a 24 meses, nacieron dentro del programa de reproducción del parque ecológico de Xcaret, próximo a Playa del Carmen, que desde 1994, y especialmente durante los últimos tres años, diseñó un proyecto que pretende liberar 250 ejemplares en los próximos cinco años.
Rodolfo Raigosa, gerente de fauna silvestre del parque Xcaret, aseveró que el objetivo del programa es “volver a reintegrar una especie que ha estado extinta en este medio durante décadas”, y confió en que se consiga mantener un grupo grande y estable en la zona.
En el parque Xcaret se encuentra el mayor número de guacamayas rojas de México y Centroamérica, con cerca de 1.000 ejemplares, 100 de ellas en edad de reproducción.
“Esperamos que puedan tener una descendencia afuera, y que con eso formen una población estable en la selva de Palenque”, indicó tras afirmar que uno de los asuntos más importantes es que la población apoye en su cuidado y preservación.