Sin embargo, los expertos reclaman cautela ya que aún queda mucho por hacer para salvarlo.
La revisión de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), presentada en el congreso mundial que celebra esta organización en Hawai hasta el 10 de septiembre, ha movido al panda gigante de la categoría de “En Peligro” a “Vulnerable”.
La UICN reconoce así la recuperación experimentada por esta especie desde su última evaluación, hace 8 años. “Estamos ante un ejemplo de que la conservación funciona”, subraya Inger Andersen, directora de la UICN.
“Saber que el panda está un paso más alejado de la extinción es emocionante para todas las personas comprometidas con la conservación”, asegura a Efe Marco Lambertini, director del Fondo Mundial para la Protección de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
El panda gigante colonizaba los bosques del este y el sur de China hasta que en los años 80 la caza ilegal y la pérdida de hábitat, junto con su poca inclinación natural al apareamiento, llevo a su población por debajo de los 1.000 ejemplares.
La posibilidad de extinción de este animal tan querido ha movilizado al activismo conservacionista internacional desde medidos del siglo pasado; de hecho, una de sus organizaciones más destacadas, el WWF lo una como imagen de identidad (diseñada en 1961 por el presidente fundador de esta ONG, el naturalista Peter Scott).
“Durante más de cincuenta años, el panda gigante ha sido el símbolo de conservación más querido del mundo, así como el icono de WWF, primera organización internacional que entró a trabajar en China”, añade Lambertini.
La voluntad política, el trabajo científico y la colaboración de las comunidades locales es lo que ha permitido la recuperación del panda gigante, según Lambertini.
Todo ello trasladado a medidas concretas, entre las que destacan la reforestación y protección efectiva de bosques de bambú, la creación de 67 reservas protegidas donde habitan casi dos tercios de los pandas salvajes o el trabajo científico de cría en cautividad, con una rigurosa selección de los ejemplares en mejor estado reproductivo.
Tres décadas de esfuerzos de conservación han dado como resultado un crecimiento de su población del 17 %, alcanzándose los 1.864 ejemplares en libertad en 2015. “Estos datos demuestran que la inversión en conservación funciona, y tiene enormes beneficios para las especies y para la sociedad”, explica a Efe Lo Sze Ping, director de WWF China.
No obstante, tanto WWF China como la administración nacional de bosques de ese país consideran que el cambio de clasificación del panda podría ser “ prematuro ” , y temen que decaigan los esfuerzos para preservarlo.
Wang Dajun, uno de los investigadores de la Universidad de Pekín que evalúa el estado del panda para la UICN, señala a Efe que muchos pandas salvajes viven separados en grupos pequeños, la mayoría de menos de diez ejemplares y que no interactúan entre sí, lo que viene a ser perjudicial genéticamente y negativo para la buena salud de la especie.
Wang Dajun aclarara que el cambio de clasificación de la especie “sólo es un signo de que su hábitat ha mejorado, y no significa que los esfuerzos de conservación deban reducirse”, al contrario, piensa que “China podría hacer mucho más para proteger al panda gigante”.
El investigador chino incidió en que la fragmentación del hábitat sigue siendo la mayor amenaza para el panda gigante, a pesar de que se han creado corredores ecológicos para unirlos.
Las poblaciones de pandas “permanecen dispersas y en estado de vulnerabilidad, y su ecosistema sigue amenazado por proyectos de infraestructuras mal planificadas”, alerta el director de WWF China.
A lo que se añade la amenaza del cambio climático, que podría hacer desaparecer el 35 % de los bosques de bambú donde vive el panda en los próximos 80 años, según la UICN.
“Sólo un enfoque integrado asegurará la conservación del hábitat del panda gigante y su supervivencia en China, y para ello se requiere más inversión del Gobierno y más colaboración de las comunidades locales”, concluye Lo Sze Ping.