Su apariencia es engañosa, pues bajo sus flores rojas subyace una toxicidad que arrasa con las especies nativas.
Pese a que el origen del nombre sigue siendo un misterio, esta planta posee una asombrosa capacidad regenerativa, lo que permite que se reproduzca de forma muy rápida, pudiendo estar en muchos lugares “como por arte de magia”, contó a Efe el biólogo e investigador Noé Velázquez.
“Es una planta que crece muy rápido en condiciones que otras no lo pueden hacer, de manera casi mágica”, afirmó el doctor en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sobre el nombre de la planta, también conocida como belladona o hierba maravillosa.
La Kalanchoe pinnata nació en Madagascar y su función ornamental la llevó a viajar por los cinco continentes, habitando 38 países en los que se corrió la voz de sus propiedades curativas, especialmente entre las comunidades rurales.
La planta suele tomarse en infusión en dosis bajas para eludir su toxicidad, aunque también puede aplicarse directamente sobre una herida para agilizar su cicatrización.
El especialista explicó que su capacidad curativa se debe a los metabolitos secundarios, compuestos celulares presentes en la savia de las hojas “que cuando se agregan a las heridas se absorben a través de la epidermis y desarrollan distintos procesos de desinfección”.
También es usada para la fiebre, la diarrea, quemaduras, piquetes de mosquito e incluso, en algunas culturas, se cuenta que tiene capacidad para curar el cáncer, algo que no está científicamente comprobado, dijo a su vez la bióloga y compañera de investigación de Velázquez, Betsabé Ruiz.
Pero la bruja también es una planta sumamente nociva, dañina para los ecosistemas. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) la cataloga como una especie de muy alto riesgo. Esto se debe al comportamiento insidioso de la bruja cuando acecha los ecosistemas, aniquilando a otras especies nativas.
Ruiz explicó que “donde crece invade todo, plagando el suelo de plantas chiquitas gracias a su capacidad regenerativa”, adueñándose de la tierra. Y es que la velocidad de regeneración de la también llamada hoja de aire le permite obtener en tan solo un mes nuevos brotes, un excelso don que sirve para ilustrar el avaro comportamiento de esta especie.
“De una sola planta pueden salir hasta 200 individuos más”, aseguró la investigadora y doctora en Ciencias por la UNAM, quien en su estudio ha observado que “cada una de las hojas tiene la capacidad de sacar otras plantitas chiquititas en sus bordes”.
Estas cualidades también le han valido el apodo de “la siempre viva”, puesto que es muy complicado que muera reproduciéndose tan rápido.
La bruja “segrega por las raíces compuestos tóxicos que inhiben la germinación de otras plantas”, desplazándolas e impidiendo su crecimiento.
El mayor peligro de esto, según Ruiz, es la eliminación de las especies endémicas del país, ya que, cuando estas poblaciones se ven afectadas, implica la pérdida “de plantas muy importantes pero, además, se pierden servicios ecosistémicos, como el reciclaje de nutrientes que tiene que ver con la fertilidad de los suelos”.
Pero no solo eso, su capacidad de seducción también la hace objeto de deseo de las abejas, que ignoran a otras flores en el proceso de polinización. Así actúa la bruja, de forma seductora, insistente, casi mágica, creciendo y, poco a poco, devorando ecosistemas de todo el mundo, protegida por su propia belleza.