Una investigación, liderada por el King's College de Londres (R.Unido) , identificó hasta diez regiones genéticas, denominadas “loci”, que determinan, por ejemplo, si un tipo de piel se quemará o se bronceará al verse expuesta a la radiación solar.
Los expertos también constataron que esas regiones genéticas ofrecen información sobre los individuos más propensos a padecer un cáncer de piel, el más común entre la población europea.
Solo en el Reino Unido, recuerda el estudio, se diagnostican más de 150.000 casos de cáncer de piel cada año, cuyo origen está estrechamente vinculado a las quemaduras producidas, sobre todo, por los rayos ultravioleta.
Los principales autores de este trabajo, Mario Falchi y Alessia Visconti, analizaron las variaciones genéticas en 176.678 individuos de descendencia europea, 120.000 de los cuales estaban incluidos en la base de datos UK Biobank.
Cada unos de ellos informó acerca de su tendencia a quemarse o broncearse, en un espectro que abarcó desde los que “siempre se queman y nunca se broncean” hasta los que “logran ponerse morenos sin quemarse” , explican los expertos en un comunicado.
Con estos resultados, los investigadores pudieron identificar diez regiones genéticas que condicionan la respuesta de la piel a las quemaduras. Al examinar una de esas regiones en detalle (AGR3/AHR), anteriormente relacionada con el melanoma –uno de los cánceres de piel más comunes–, observaron que sus variaciones genéticas pueden aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de piel cuando desciende la capacidad de bronceado.
“Esta investigación es el estudio genético más completo efectuado hasta ahora sobre la tendencia de la piel a quemarse o broncearse y hemos logrado doblar el número de regiones genéticas que se sabe que están implicadas en este proceso”, explicó Visconti.
Sus conclusiones, agregó Falchi, revelan la existencia de un “conjunto de genes” que “debemos explorar” en profundidad para “entender su contribución al aumento del riesgo del cáncer de piel” .
Los autores precisan que su estudio ha sido elaborado a partir de las respuestas de individuos a cuestionarios, lo que puede arrojar datos sesgados o subjetivos, y proponen que se siga investigando para confirmar “cualquier papel funcional que desempeñan las variantes genéticas identificadas en estos procesos”.