Cargando...
La mencionada agencia lo anunció días pasados en la inauguración del “Living Planet Symposium”, un foro que cada tres años analiza el planeta mediante los datos que llegan desde el cielo y que en esta ocasión reunió a unos 4300 expertos, científicos y estudiantes en la ciudad italiana de Milán.
En Milán, donde se celebró este simposio, los expertos y científicos están de acuerdo: la Tierra sufre y el cambio climático es toda una realidad, una amenaza palpable, tal y como demuestran los satélites que custodian el planeta desde su órbita.
Por ejemplo, el Sentinel 5P ha constatado elevados niveles de dióxido en las zonas más urbanizadas del centro y norte europeo, precisamente donde se concentra parte importante del tráfico y de la industria del continente.
O basta pensar en el ingente deshielo de los glaciares del mundo: entre 1961 y 2016 se han deshecho nueve billones de toneladas de hielo, sobre todo en Alaska, el manto de Groenlandia o el sur de los Andes, aumentando en 27 milímetros el nivel del mar.
La ESA pretende seguir examinando el planeta desde lo alto y para ello en 2020 sumará el Sentinel 6 al programa Copérnico, un proyecto liderado por la Comisión Europea para observar de forma continuada el planeta y que es considerado el más ambicioso del mundo.
Efecto invernadero
Pero también se anunció en Milán la puesta en órbita de otros tres satélites: En 2022 “EarthCare” para medir el efecto invernadero y “Biomass” para controlar los bosques, y en 2023 “Flex”, dirigido a cuantificar y examinar la fotosíntesis de las plantas del planeta.
En el futuro más próximo, en septiembre la ESA pondrá en órbita dos pequeños “Cubesat” con procesadores de inteligencia artificial, y en los primeros meses del año que viene será el turno del español Seosat Ingenio, que ofrecerá imágenes en alta resolución.
En cualquier caso Aschbacher recordó que la ESA, como agencia técnica, se limita a observar la Tierra y que luego son los líderes políticos quienes deben tomar decisiones y favorecer un cambio.
Pero, eso sí, debe llegar de todos los Estados del mundo: De nada sirve que Europa se proponga descarbonizar su industria antes de 2050, lo que consideraría “un paso verdaderamente increíble”, si no lo hacen otros gigantes contaminantes como Estados Unidos y China.
Y por otro lado se deben invertir más fondos en esta tecnología pues, defendió, cada euro desembolsado para la observación terrestre genera diez euros en favor de la economía europea.
A esto hay que sumar otros de sus múltiples beneficios, pues no solo permite tomar el pulso al amenazante cambio climático, sino también conocer de primera mano los fenómenos que provocan las migraciones o las guerras, como la escasez de recursos, entre otros.
Pero mirando al futuro, también los satélites deberán renovarse, tal y como recordó en el simposio el director de la ESA, Johann-Dietrich Wörner: deberán ser más ecológicos y baratos, reconfigurables, robustos y transmitir sus datos de forma segura.