La valiosa y hasta ahora poca conocida formación de arrecifes, con cerca de 9.500 kilómetros cuadrados, se extiende desde el estado brasileño de Maranhao hasta la Guayana Francesa y forma un arco en el océano Atlántico a unos 100 kilómetros de la desembocadura del Amazonas, el mayor río del mundo.
El sistema de arrecifes fue objeto en las últimas semanas de una intensa expedición realizada por científicos de diversas entidades que recogieron datos geofísicos, físico-químicos, biológicos y radiométricos sobre la región, informó en un comunicado el estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil.
De acuerdo con la institución, la expedición de quince días y que fue concluida la semana pasada permitió caracterizar los valles y los cañones de la formación carolina que aún no estaban en los mapas y obtener imágenes de las bioconstrucciones de carbonato de calcio y de las algas calcáreas de la región.
Igualmente permitió observar nuevas especies de esponjas y de peces hasta ahora desconocidas y que serán descritas científicamente en los próximos meses.
Los investigadores, según el INPE, también aprovecharon la expedición para estudiar el plancton asociado a la mezcla de las aguas marinas con las del mayor río de aguas dulces del mundo.
En la expedición a bordo del navío oceanográfico Alucia, que recorrió más de 4.000 kilómetros del litoral ecuatorial brasileño, participaron, además de científicos del INPE, investigadores de universidades como la Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Federal del Estado de Sao Paulo (UNIFESP), así como de la estadounidense Woods Hole Ocenographic Institution.
“El diseño de los mapas y la caracterización oceanográfica de la costa amazónica son fundamentales para la gestión ambiental y de los recursos marinos. Tener la oportunidad de colectar datos en el lugar para la validación de productos de vigilancia remota es muy relevante”, aseguró Milton Kampel, investigador del INPE.
Los investigadores tuvieron la oportunidad de realizar más de 20 horas de observaciones a bordo de dos sumergibles con capacidad de llegar a profundidades de hasta 400 metros.
Los datos recogidos en el océano fueron complementados con imágenes hechas por los satélites del INPE y recibidos en el navío en tiempo real.
“Los resultados, aún inéditos, ofrecerán un panorama detallado sobre la estructura de los arrecifes y de las comunidades biológicas a ellos asociadas , según el instituto.
Los científicos que descubrieron el arrecife, vinculados a la UFRJ, lo describieron en un artículo publicado en mayo del año pasado tras una expedición al litoral del estado brasileño de Amapá.
“Los datos obtenidos alteran significativamente la visión que teníamos del margen ecuatorial y traerán elementos importantes para subsidiar medidas para su conservación y manejo”, aseguró el coordinador de la expedición e investigador de la UFRJ Rodrigo Moura.
Las primeras imágenes de los arrecifes en la desembocadura del Amazonas fueron divulgadas en enero pasado por la organización ecologista Greenpeace, que realizó una expedición a la región en la Esperanza, una de sus más emblemáticas embarcaciones, y contó con la ayuda de un submarino especial con capacidad para dos personas con el que consiguió descender hasta 220 metros de profundidad.
Greenpeace dijo haber organizado la expedición para mostrar un ecosistema que puede ser colocado en riesgo debido a que el Gobierno brasileño ya le concedió licencias de explotación de petróleo en aguas profundas en la región a las multinacionales Total y BP.
“Aún poco conocemos ese ecosistema y un derrame puede ser desastroso. Una de las áreas cedidas en concesión (a una petrolera) está a solo ocho kilómetros del arrecife”, según Thiago Almeida, líder de la campaña de Energía de Greenpeace en Brasil.
Greenpeace protagonizó el lunes pasado una protesta frente a la sede del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA) en Río de Janeiro para pedir el fin de la exploración de petróleo en la desembocadura del Amazonas.