Investigadores de la Universidad de Minesota Twin Cities (EE.UU.) identificaron tres compuestos químicos perjudiciales para el ADN
–formaldehídeo, acroleína y metilgliozal–, cuyos niveles aumentaron en la saliva de los consumidores de este tipo de cigarrillos después de su uso.
Para determinar las exposiciones químicas a las que se enfrenta una persona durante el “vapeo”, los científicos analizaron a cinco usuarios de cigarrillos electrónicos en este análisis preliminar. Recogieron muestras de saliva antes y después de una sesión de “vapeo” de 15 minutos y analizaron las muestras en busca de sustancias químicas que se sabe que dañan el ADN.
Para evaluar los posibles efectos a largo plazo del “vapeo”, el equipo evaluó el daño al ADN en las células de las bocas de los voluntarios, utilizando métodos basados en espectrometría de masas.
En comparación con las personas que no usan este tipo de cigarrillos, cuatro de los cinco usuarios mostraron un aumento en el daño al ADN relacionado con la exposición a la acroleína, uno de los tres componentes identificados. Este tipo de deterioro, llamado aducto de ADN, ocurre cuando productos químicos tóxicos, como la acroleína, reaccionan con el ADN. Si la célula no repara el daño para que pueda tener lugar la replicación normal del ADN, podría producirse cáncer.
Los investigadores planean realizar un seguimiento de este estudio preliminar con uno más extenso que involucra a más usuarios y controles de cigarrillos electrónicos. “Todavía no sabemos exactamente qué están haciendo estos dispositivos de cigarrillos electrónicos y qué tipo de efectos pueden tener en la salud, pero nuestros hallazgos sugieren que se justifica una mirada más cercana” , señaló el autor principal, Romel Dator, de la universidad estadounidense mencionada.
De acuerdo a un informe de 2016 del Departamento de Salud de EE.UU., el 13,5% de los niños de entre 11 y 13 años, el 37,7% de los estudiantes de secundaria y el 35,8 % de los adultos jóvenes (de 18 a 24 años) han utilizado cigarrillos electrónicos, en comparación con el 16,4% entre los adultos de más años.