¿La luna de Saturno podría albergar vida? Nuevas pruebas lo sugieren

Encélado, luna del planeta Saturno con géiseres de agua y columnas de vapor de agua, ilustración 3D.
Encélado, luna del planeta Saturno con géiseres de agua y columnas de vapor de agua, ilustración 3D.Pitris

Nuevas investigaciones de Cassini revelan que Encélado, luna activa de Saturno, emite calor desde ambos polos, desafiando teorías previas y sugiriendo un entorno capaz de albergar vida extraterrestre. El océano subterráneo sigue siendo clave en esta búsqueda.

Las nuevas observaciones de la misión Cassini de la NASA muestran que Encélado, una de las lunas de Saturno, está perdiendo calor por ambos polos, lo que indicaría que posee la estabilidad necesaria a largo plazo para albergar vida extraterrestre.

Un estudio, dirigido por investigadores de la Universidad británica de Oxford, el Instituto de Investigación del Suroeste y el Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson, ambos en Estados Unidos, ha proporcionado la primera prueba de un flujo de calor significativo en el polo norte de Encélado, lo que contradice las hipótesis anteriores de que la pérdida de calor se limitaba a su polo sur.

Sus conclusiones, recogidas este viernes en la revista Science Advances, confirman que la luna helada de Saturno emite mucho más calor del que cabría esperar si fuera simplemente un cuerpo pasivo, lo que refuerza la hipótesis de que podría albergar vida.

Encélado es un mundo muy activo, con un océano subterráneo salado que los investigadores creen que es su fuente de su calor.

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La presencia de agua líquida, calor y los químicos adecuados (como fósforo e hidrocarburos complejos) en ese mar subterráneo hace intuir a los científicos que se trataría del mejor lugar conocido en el sistema solar para que haya evolucionado vida fuera de la Tierra.

La cuestión es que solo podría albergar vida si tuviera un entorno estable, con un equilibrio entre las pérdidas y ganancias de energía.

Ese equilibrio se mantiene gracias al calentamiento por mareas: la gravedad de Saturno estira y comprime la luna mientras orbita, generando calor en su interior.

Si Encélado no obtuviera suficiente energía, su actividad superficial se ralentizaría o se detendría, y el océano podría acabar congelándose. Por otro lado, un exceso de energía podría provocar un aumento de la actividad del océano, alterando su entorno.

“Encélado es un objetivo clave en la búsqueda de vida extraterrestre. Comprender la disponibilidad de su energía a largo plazo es fundamental para determinar si puede albergar vida”, afirma una de las autores, Georgina Miles, afiliada a la Universidad de Oxford y al Instituto de Investigación del Suroeste.

Hasta ahora, las mediciones directas de la pérdida de calor de Encélado solo se habían realizado en el polo sur, donde hay grandes columnas de hielo y vapor de agua que brotan de fisuras en la superficie. Por el contrario, se pensaba que el polo norte era geológicamente inactivo.

Utilizando datos de la nave espacial Cassini de la NASA, los investigadores compararon las observaciones de la región polar norte en pleno invierno (2005) y verano (2015).

Estos datos se utilizaron para medir cuánta energía pierde Encélado desde su océano subterráneo cálido (a cero grados) a medida que el calor viaja a través de su capa de hielo hasta la gélida superficie de la luna (a unos –223 grados) y luego se irradia al espacio.

Edad incierta

Mediante la modelización de las temperaturas superficiales previstas durante la noche polar y su comparación con las observaciones infrarrojas del espectrómetro infrarrojo compuesto de Cassini, el equipo descubrió que la superficie del polo norte era infinitamente más cálida de lo previsto.

Esta discrepancia solo podía explicarse por la fuga de calor del océano subterráneo.

Este equilibrio entre la producción y la pérdida de calor sugiere claramente que el océano de Encélado puede permanecer líquido a escala geológica, lo que ofrece un entorno estable en el que podría surgir vida.

“Comprender cuánto calor pierde Encélado a nivel global es fundamental para saber si puede albergar vida”, señala otra de las autoras, Carly Howett, física en Oxford y en el Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson.

Según los investigadores, el siguiente paso clave será determinar si el océano de Encélado ha existido durante el tiempo suficiente para que se desarrolle la vida. Por el momento, su edad sigue siendo incierta.