Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares: ¿más cerca o más lejos del desarme total?

Cada 26 de setiembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares; el mundo se enfrenta a la encrucijada de un desarme real frente a arsenales en expansión. ¿Estamos más cerca de la paz o atrapados en la carrera armamentista?

Explosión nuclear.
Explosión nuclear.Shutterstock

En un mundo atravesado por guerras, tensiones interestatales y una modernización acelerada de arsenales estratégicos, el llamado a eliminar por completo las armas nucleares vuelve a interpelar a gobiernos y sociedades.

En el marco del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, la pregunta que atraviesa cancillerías y foros multilaterales es si la humanidad está más cerca —o más lejos— de ese objetivo.

De la paridad del terror a la modernización múltiple: la carrera armamentista desde la Guerra Fría

Durante la Guerra Fría, la lógica de “destrucción mutua asegurada” llevó a Estados Unidos y la Unión Soviética a acumular decenas de miles de ojivas. El equilibrio de terror estabilizó, en parte, la confrontación, pero al costo de crisis recurrentes y accidentes evitados por poco.

El colapso de la URSS abrió un período de reducciones verificables y desmantelamiento de armas, acompañado por iniciativas de aseguramiento de materiales nucleares heredados en exrepúblicas soviéticas.

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Ese ciclo de reducción se estancó y, en los últimos años, se revirtió en algunos indicadores. Washington y Moscú mantienen la mayor parte de los arsenales globales, pero China expande y diversifica los suyos; India y Pakistán modernizan vectores y aumentan inventarios; Corea del Norte avanza en ensayos y capacidades; y potencias nucleares consolidadas como Francia y el Reino Unido actualizan plataformas de disuasión.

La tecnología agrega capas de complejidad: misiles hipersónicos, sistemas antisatélite, integración de inteligencia artificial en alerta temprana y ciberamenazas a los mandos y control.

Los hitos del desarme: avances, estancamientos y retrocesos

Misiles con ojivas están listos para ser lanzados, imagen ilustrativa.
Misiles con ojivas están listos para ser lanzados, imagen ilustrativa.
  • Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, 1968/1970): estableció un pacto desigual —cinco Estados con armas nucleares reconocidos (EE. UU., Rusia/URSS, China, Francia, Reino Unido) y el resto comprometidos a no adquirirlas— a cambio de desarme “de buena fe” y acceso a la energía nuclear con fines pacíficos bajo salvaguardias del OIEA. Sigue siendo el pilar del régimen, aunque sus conferencias de examen revelan tensiones por el cumplimiento del desarme.
  • SALT/START: desde los acuerdos SALT de los 70 hasta START I (1991) y New START (2010, extendido hasta 2026), Washington y Moscú redujeron ojivas desplegadas y lanzadores estratégicos, con rigurosos mecanismos de verificación. Sin un reemplazo de New START, el control bilateral podría quedar en suspenso.
  • INF (1987): eliminó una categoría entera de misiles de alcance intermedio en Europa. Se desintegró en 2019 tras acusaciones cruzadas de incumplimiento.
  • CTBT (1996): prohíbe ensayos nucleares, pero no ha entrado en vigor por falta de ratificaciones clave. Aun así, su régimen de verificación funciona de facto, disuadiendo pruebas explosivas.
  • Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN/TPNW, 2017/2021): proscribe completamente las armas nucleares. Ningún Estado con armamento nuclear se ha sumado, pero el tratado ha reforzado la presión normativa y humanitaria sobre la disuasión nuclear.

También ocuparon un lugar central acuerdos como el Nuevo Marco de Viena sobre transparencia y la arquitectura de control de exportaciones (Grupo de Suministradores Nucleares), así como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) con Irán, hoy debilitado.

Al borde del abismo: los momentos más peligrosos

  • Crisis de los misiles en Cuba (1962): el punto más cercano a un intercambio nuclear entre EE. UU. y la URSS.
  • Falsas alarmas de 1983: el oficial soviético Stanislav Petrov interpretó correctamente un error de satélite y evitó una escalada.
  • Able Archer (1983): un ejercicio de la OTAN percibido por Moscú como posible preludio de ataque.
  • Incidente del cohete noruego (1995): un cohete científico fue confundido inicialmente con un misil, elevando alertas al máximo nivel en Rusia.
  • Crisis India-Pakistán (2001-2002) y episodios posteriores: con dos potencias nucleares enfrentadas por Cachemira.
  • Tensión EE. UU.–Corea del Norte (2017) y la guerra en Ucrania (desde 2022): la retórica nuclear y el empleo de misiles y drones cerca de infraestructuras críticas elevaron el riesgo de error de cálculo.
  • Operación Rising Lion (13 de junio de 2025): Israel realizó una serie de ataques aéreos contra instalaciones nucleares iraníes (Natanz, Esfahán) y otras infraestructuras militares.

Quién tiene armas nucleares hoy y el estado de sus arsenales

Según estimaciones de institutos independientes como SIPRI y la Federación de Científicos Estadounidenses, el mundo acumula más de 12.000 ojivas, con unas 9.000 en arsenales militares y miles desplegadas o en alta disponibilidad. El panorama por país:

  • Rusia y Estados Unidos: concentran cerca del 90% del total. Mantienen tríadas estratégicas (misiles balísticos intercontinentales, submarinos lanzamisiles y bombarderos) y programas de modernización.
  • China: expande rápidamente su inventario, con varios centenares de ojivas y nuevos silos, submarinos y misiles hipersónicos.
  • Francia y Reino Unido: arsenales más reducidos, centrados en vectores marítimos y con políticas de transparencia parciales; ambos modernizan plataformas.
  • India y Pakistán: crecimiento gradual sostenido, con misiles de diversos alcances y capacidades de segundo golpe en desarrollo.
  • Israel: mantiene una política de ambigüedad estratégica; se le atribuyen decenas de ojivas.
  • Corea del Norte: avance en producción de material fisible, ensayos de misiles y probable incremento de ojivas, aunque con alta incertidumbre sobre la fiabilidad operacional.

Las cifras exactas varían por la opacidad de algunos programas, la rotación de ojivas en mantenimiento y las definiciones sobre “desplegadas” versus “almacenadas”.

El poder de los no nucleares: presión, normas y zonas libres

Los países sin armas nucleares han moldeado el régimen con herramientas diplomáticas y normativas:

  • Zonas libres de armas nucleares: Tratados de Tlatelolco (América Latina y el Caribe), Rarotonga (Pacífico Sur), Bangkok (Sudeste Asiático), Pelindaba (África) y Semipalatinsk (Asia Central) han creado vastas regiones donde las armas nucleares están prohibidas.
  • Iniciativa humanitaria y TPAN: liderado por Estados afectados por ensayos y por coaliciones como la New Agenda Coalition, reposicionó el debate desde la seguridad estratégica hacia el impacto humanitario y ambiental.
  • Salvaguardias y controles: adhesión al Protocolo Adicional del OIEA, participación en regímenes de exportación y ejercicios de interdicción (PSI) refuerzan la no proliferación.
  • Diplomacia parlamentaria, municipal y financiera: redes de ciudades, fondos soberanos y entidades financieras aplican políticas de desinversión en fabricantes de armas nucleares, aumentando costos reputacionales.

Ver para creer: avances en detección, control y verificación

El andamiaje técnico para controlar armas y materiales nucleares es hoy más robusto que hace una década:

  • Red Internacional de Vigilancia del CTBTO: más de 300 estaciones sísmicas, hidroacústicas, infrasónicas y radionucleídicas capaces de detectar ensayos con alta sensibilidad.
  • Salvaguardias del OIEA: balance de materiales nucleares, sellos y cámaras, inspecciones in situ y análisis forense nuclear, reforzados por el Protocolo Adicional.
  • Observación por satélite y fuentes abiertas: constelaciones comerciales, radar de apertura sintética y analítica OSINT permiten monitoreo casi continuo de silos, bases y actividades industriales.
  • Tecnología de detección: espectrometría avanzada, detectores portátiles, portales radiológicos en aduanas y técnicas de firma isotópica para rastrear origen de materiales.
  • Verificación cooperativa y digitalización: intercambio de telemetría, sensores remotos seguros y registros distribuidos para cadena de custodia, con atención a riesgos cibernéticos.

Estos mecanismos no sustituyen la voluntad política, pero elevan la confianza y el costo de incumplir.

¿Un mundo sin armas nucleares en las próximas décadas?

La respuesta honesta es: difícil, pero no imposible en pasos. Tres obstáculos pesan más:

  1. Seguridad y disuasión: mientras existan rivalidades estratégicas profundas —EE. UU.–China, OTAN–Rusia, India–Pakistán— los incentivos para mantener o ampliar arsenales persisten.
  2. Verificación del “cero”: asegurar que ningún actor oculte capacidades y prevenir “quiebres” rápidos exige intrusividad y tecnología que muchos Estados aún no aceptan políticamente.
  3. Riesgo de sustitución: la proliferación de capacidades convencionales de precisión, ciberataques y armas hipersónicas puede incentivar posturas nucleares más agresivas, no menos.

La eliminación total demandará décadas de acumulación de confianza, cambios en percepciones de amenaza y verificación intrusiva sin precedentes.

En el ínterin, reducir el número, el papel y el riesgo de uso de las armas nucleares —y reforzar la protección de los materiales— es la ruta más pragmática para que el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares deje de ser una aspiración y se convierta en una política de Estado sostenida.

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