El estudio, desarrollado por especialistas del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA) y la Universidad de Granada (UGR) y que publica la revista Ecopsychology, demuestra el potencial de una sesión plantando árboles para mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés percibido y aliviar la ansiedad de estado en adultos sanos.
El trabajo se enmarca en un contexto de creciente preocupación por la salud mental en entornos urbanos, donde la desconexión con la naturaleza está asociada a un aumento de trastornos como el estrés crónico o la ansiedad.

En este contexto, los autores proponen actividades de revegetación urbana como herramientas complementarias para la mejora del bienestar emocional.
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En el estudio participaron 154 jóvenes, más del 80 % mujeres y con una edad media de 20 años, en una sesión grupal realizada en el campus del Parque Tecnológico de la Salud (PTS) de Granada.
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Durante la actividad, guiada por un terapeuta y dos biólogas especializadas, cada persona plantó dos árboles de especies nativas resistentes al cambio climático, como algarrobos, encinas, quejigos o cerezos silvestres, favoreciendo una conexión consciente con el entorno natural.
Los plantones fueron suministrados con la colaboración de la asociación Árboles Contra el Cambio Climático en Granada (ACCC Granada).
El sentido de propósito
Las evaluaciones realizadas antes y después de la actividad mostraron reducciones significativas en indicadores como tensión, ira, fatiga y estado de ánimo deprimido, así como un aumento del vigor.
El estrés percibido y la ansiedad también disminuyeron de forma estadísticamente significativa, especialmente en personas con mayor conexión previa con la naturaleza.
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Según los autores, estos beneficios podrían estar relacionados con mecanismos como el sentido de propósito que ofrece la acción, la activación sensorial al interactuar con la naturaleza, la actividad física moderada y la exposición al suelo, que estudios recientes vinculan con la regulación del eje intestino-cerebro.
“Mientras las personas mejoran su bienestar emocional, también están contribuyendo a crear espacios verdes que benefician a toda la comunidad”, destacaron los investigadores José Manuel Pérez Mármol y Doukan Baran Güngörmü, autores de este estudio.