Un hongo difícil de encontrar y lleno de misterio
Dentro del vasto reino fúngico, pocas especies despiertan tanto interés en la comunidad científica como el Cortinarius magellanicus. Se trata de un hongo extraordinariamente raro, exclusivo de los bosques subantárticos de Sudamérica, un entorno que concentra una biodiversidad única impulsada por el aislamiento geográfico.

Su distribución se restringe principalmente a la Patagonia argentina y chilena, donde comparte territorio con especies vegetales también endémicas.
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Estudios recientes estiman que aparece en menos del 5 % de los relevamientos micológicos de la región, lo que resalta su estatus de joya escurridiza.
Un endemismo comparable a los grandes tesoros fúngicos
Mientras que Europa tiene su Amanita muscaria y Norteamérica el mítico Morchella esculenta, Sudamérica presume el Cortinarius magellanicus como símbolo de endemismo.
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A diferencia de los hongos más conocidos y cosmopolitas, este representante austral no solo es raro sino también extremadamente difícil de identificar fuera de su hábitat original.
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Diversos trabajos publicados en revistas como Mycological Progress resaltan que su presencia está asociada a bosques de Nothofagus, ecosistemas considerados verdaderos refugios de biodiversidad.
Valor científico y potencial biotecnológico
La rareza del Cortinarius magellanicus no solo implica atractivo botánico; también despierta un gran interés científico.
Investigaciones en Chile y Argentina han revelado que las especies del género Cortinarius poseen metabolitos secundarios con posibles aplicaciones farmacológicas, aunque el C. magellanicus todavía no ha sido estudiado a fondo en este aspecto.
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Se estima que menos del 15 % del material genético de los hongos patagónicos ha sido secuenciado, lo que subraya el potencial para futuros descubrimientos.
Desafíos para la conservación y el estudio
La limitada información sobre su ecología y biología complica los esfuerzos de conservación.
Según estadísticas del Grupo Sudamericano de Micología, la tasa de pérdida de hábitat en bosques subantárticos supera el 8 % anual.
La presión de actividades humanas pone en riesgo a especies como el C. magellanicus, cuya desaparición significaría perder información valiosa sobre la evolución de los hongos en el hemisferio sur.
Un referente internacional poco conocido
Aunque menos famoso que otros hongos emblemáticos a nivel global, el Cortinarius magellanicus representa para la micología sudamericana lo que el Boletus edulis simboliza para Europa: un emblema de la riqueza biológica y científica de la región.
Su estudio, aún en etapas iniciales, abre las puertas para futuras comparaciones y colaboraciones internacionales, resaltando la urgencia de proteger este tesoro de los bosques australes.