Cómo era físicamente el dodo
El dodo fue un ave no voladora, de tamaño considerable: llegaba a medir hasta un metro de altura y pesar entre 10 y 20 kilos, aunque el peso exacto varía según las reconstrucciones.
Su plumaje era grisáceo con tonos marrones, contaba con alas pequeñas e inservibles para volar, y sus patas robustas sostenían su voluminoso cuerpo. La cabeza, de gran tamaño y pico curvado, le confería una apariencia singular.

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A diferencia de la popular imagen caricaturizada, los ejemplares reales probablemente no eran tan torpes. Estudios recientes sugieren que el dodo era más ágil y adaptado a la vida en el suelo de los bosques tropicales de Mauricio, donde se alimentaba de frutas, semillas y posiblemente pequeños invertebrados.
Un ave sin miedo: ¿ventaja o condena?
El dodo evolucionó en un entorno sin grandes depredadores terrestres. Esto hizo que el ave no desarrollara el instinto de huida, una característica que acabó siendo letal tras la llegada de los seres humanos.
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La primera mención documentada es de principios del siglo XVII, cuando los navegantes portugueses y, posteriormente, holandeses arribaron a Mauricio. Según registros históricos, su comportamiento confiado facilitó su captura.
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Factores de la extinción del dodo
La extinción del dodo fue el resultado de una combinación de acciones humanas:
- Caza excesiva: los marineros y colonos cazaron al dodo sistemáticamente como fuente de alimento.
- Introducción de especies invasoras: los europeos introdujeron en Mauricio animales como cerdos, monos, perros y ratas. Estos competían por los recursos y, sobre todo, se alimentaban de huevos y crías de dodo, afectando gravemente su reproducción.
- Pérdida de hábitat: la tala de bosques y la expansión de asentamientos humanos redujeron el espacio disponible para la especie.
La última observación confirmada del dodo data aproximadamente de 1662. En menos de un siglo desde el contacto europeo, el dodo desapareció de la faz de la Tierra.
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Un legado para la ciencia y la conciencia
No se conservan ejemplares disecados completos; nuestra imagen del dodo proviene de relatos, ilustraciones y restos óseos.

En la actualidad, el dodo es objeto de estudios en paleontología y un recordatorio clave del impacto humano sobre la biodiversidad.
El caso del dodo motiva debates sobre conservación y nos recuerda la fragilidad de los ecosistemas insulares ante las alteraciones antrópicas.
Así, la historia del dodo de Mauricio sigue vigente, no solo como curiosidad zoológica, sino como lección sobre la importancia de proteger especies y hábitats para las generaciones futuras.