Supervolcanes activos y dormidos: dónde están y qué peligro real implican hoy

Los supervolcanes han provocado extinciones masivas en el pasado y hoy siguen bajo vigilancia científica. Estos colosos subterráneos, aún inactivos, podrían alterar el clima global si despertaran. ¿Dónde están y cuán probable es una erupción?

Gran Primavera Primaria en el Parque Nacional de Yellowstone.
Gran Primavera Primaria en el Parque Nacional de Yellowstone.Shutterstock

¿Qué es un supervolcán?

El término “supervolcán” se refiere a volcanes capaces de producir erupciones con un Índice de Explosividad Volcánica (VEI) de 8, la máxima escala registrada, lo que implica la expulsión de más de 1,000 km³ de material volcánico.

A diferencia de los volcanes cónicos tradicionales, los supervolcanes suelen presentarse como grandes calderas o depresiones, producto del colapso de la superficie tras una erupción masiva.

Los principales supervolcanes del mundo

1. Yellowstone (Estados Unidos). Ubicada en el Parque Nacional de Yellowstone, al noroeste de Wyoming, esta caldera es la más estudiada del mundo. Tuvo su última gran erupción hace aproximadamente 640,000 años, liberando cenizas por todo el continente americano.

Los turistas suelen llevarse un recuerdo imborrable de los colores del "Grand Prismatic Spring" (Gran Primavera Prismática).
Yellowstone.

Actualmente, el área es monitoreada constantemente por su actividad sísmica y termal.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

2. Campi Flegrei (Italia). Situada cerca de Nápoles, la caldera de Campi Flegrei ha experimentado varios episodios eruptivos a lo largo de la historia, siendo el más reciente hace cerca de 500 años.

Campi Flegrei (Italia).
Campi Flegrei (Italia).

Sin embargo, su actividad en el subsuelo continúa generando preocupación.

3. Lago Toba (Indonesia). Hace 74,000 años, la erupción del supervolcán Toba fue la mayor en los últimos dos millones de años.

Lago Toba, Sumatra, Indonesia.
Lago Toba, Sumatra, Indonesia.

Se estima que contribuyó a un enfriamiento global y tuvo un impacto significativo en la evolución humana.

4. Taupo (Nueva Zelanda). Taupo tuvo una erupción catastrófica hace unos 26,500 años, que transformó el paisaje de la Isla Norte de Nueva Zelanda y dejó una vasta caldera ocupada hoy por el lago Taupo.

Rotorua, Nueva Zelanda
Imágenes aéreas de manantiales de azufre caliente al amanecer, mostrando la reserva geotérmica salpicada de color de agua hirviendo y vapor evaporándose en la Isla del Norte, Nueva Zelanda.

¿Qué riesgos representan actualmente?

Si bien la posibilidad de otra supererupción es extremadamente baja en términos probabilísticos —y ninguna de las principales calderas muestra signos de una inminente actividad explosiva—, el riesgo asociado a los supervolcanes es de impacto global.

Una erupción moderna podría alterar el clima mundial, devastar zonas habitadas y afectar la agricultura y la economía a escala planetaria.

Organismos como el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y el Observatorio Vesuviano en Italia mantienen sistemas de monitoreo sofisticados para detectar cualquier cambio en la actividad sísmica, térmica o química de estas zonas.

La vigilancia científica, una prioridad

El avance de la tecnología permite una vigilancia cada vez más precisa, detectando cualquier señal temprana de una posible erupción, como enjambres sísmicos, deformaciones del terreno o variaciones en la emisión de gases.

Aun así, prever una supererupción con suficiente anticipación para una evacuación masiva sigue siendo uno de los grandes desafíos de la vulcanología.

Aunque los supervolcanes se mantienen dormidos y su amenaza inmediata es baja, su vigilancia permanente es imprescindible, dada la magnitud de los posibles efectos de una erupción.

En tiempos de incertidumbre climática y riesgos naturales crecientes, la ciencia sigue de cerca a estos gigantes, recordándonos el poder latente de nuestro planeta.

Fuentes: Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia, Nature, Scientific American.

Enlace copiado