El carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris) es el roedor más grande del mundo. Vive en hábitats acuáticos: bañados, esteros, ríos y lagunas. Forma parte de un delicado equilibrio ecológico donde cumple un rol clave en la biodiversidad.
Sacarlo de ese entorno y forzarlo a vivir en un patio, un departamento o incluso en un barrio cerrado es maltrato, aunque no haya golpes ni abandono. ¿Por qué? Porque se lo priva de sus necesidades básicas:
- Es un animal social, necesita vivir en grupo.
- Tiene requerimientos de espacio y movilidad que un hogar común no puede ofrecerle.
- Su dieta es muy específica y si no se respeta, desarrolla problemas digestivos y metabólicos.
- El estrés de la domesticación puede causarle depresión, agresividad o muerte prematura.
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Mascotismo: un problema ambiental y ético
En Paraguay y en la región se está popularizando un fenómeno preocupante: el mascotismo de fauna silvestre, especialmente de especies como el carpincho. Videos en redes sociales muestran carpinchos tomando mate, bañándose en piletas o paseando con collar, lo que genera la falsa idea de que estos animales pueden adaptarse a la vida doméstica. La realidad es muy distinta: tener un carpincho como mascota es ilegal, peligroso y perjudicial para la salud del animal y del ecosistema.

¿Qué está pasando?
Según Carlos Alberto Monges Oggero, director de Vida Silvestre Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES), muchas personas confunden los conceptos de bienestar animal, mascotismo y coexistencia con la fauna silvestre.
El bienestar animal implica proteger a los animales respetando sus necesidades naturales. El mascotismo, en cambio, consiste en sacar a un animal de su entorno para tenerlo como entretenimiento o compañía, aunque eso lo perjudique.
La coexistencia, explica, significa respetar el espacio del animal silvestre, no invadir su hábitat, no alimentarlo, no forzarlo a interactuar con humanos. Cuando una persona alimenta o busca contacto constante con un animal silvestre, aunque lo haga “por cariño”, está generando un estrés que puede alterar su comportamiento, volverlo dependiente, e incluso enfermarlo.
El carpincho no es una mascota
El carpincho es un animal protegido por la ley paraguaya. No forma parte de las especies habilitadas para cacería ni para tenencia privada, salvo casos excepcionales con permisos específicos dentro del Registro Nacional de Vida Silvestre. Incluso en esos casos, la persona que lo tiene no es dueña del animal, sino un depositario legal temporal. Los animales silvestres pertenecen al Estado paraguayo y son patrimonio natural.
“Capturar, criar o tener carpinchos sin autorización es un delito ambiental. Además, manipular su alimentación, como darles mate, dulces o comida procesada, puede provocarles daños severos en su sistema digestivo y aumentar el riesgo de zoonosis, es decir, transmisión de enfermedades de animales a humanos”, señaló Gómez.
¿Qué hacer si encuentro un carpincho o cualquier otro animal silvestre?
Si te encontrás con un animal silvestre fuera de su hábitat, herido, muerto o en peligro, podés reportarlo a cualquiera de estas instituciones:
- Policía Nacional o Lince
- Bomberos Voluntarios
- Municipalidad o Gobernación local
- Dirección Nacional de Protección y Bienestar Animal
- Fiscalía Ambiental
- Dirección de Bosques y Recursos Naturales (DEBOA) de la Policía Nacional
- Plataforma digital del MADES, a través de la pestaña de denuncias.
La intervención se hace en función del criterio técnico: no todo animal que aparece en una zona urbana está en peligro. Muchas veces, como en el caso del mykurẽ, se trata de animales que salen de noche o buscan alimento, pero no necesitan ser capturados ni reubicados si no hay un riesgo real.


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¿Qué riesgos trae el mascotismo?
- Pérdida de la biodiversidad: extraer animales de su hábitat afecta el equilibrio ecológico.
- Problemas de salud pública: los animales silvestres pueden transmitir enfermedades.
- Estrés y sufrimiento animal: la domesticación forzada altera su comportamiento natural.
- Riesgo legal: la captura y tenencia sin permiso es un delito sancionado por la ley.
Educación y control: las claves
Desde el MADES presta atención a recintos que permiten la interacción indebida con animales silvestres, aprovechando la temporada de vacaciones.
El objetivo no es clausurar estos espacios, sino exigir que se adecuen a las normas ambientales y de bienestar animal, para que las actividades se realicen dentro del marco legal y sin dañar a la fauna.
Los carpinchos y otros animales silvestres no son mascotas, son parte del patrimonio natural de Paraguay. La mejor forma de protegerlos es dejarlos libres, respetar sus hábitats y fomentar la coexistencia, no la domesticación.Carlos Alberto Monges Oggero, director de Vida Silvestre del MADES