¿Qué es una sindemia?
El concepto de sindemia, creado por el antropólogo médico Merrill Singer, se refiere a la interacción de dos o más epidemias que, al coincidir en una misma población, generan efectos más graves que los que causarían por separado.
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No es solo una cuestión de virus: también intervienen factores sociales, económicos y estructurales que agravan la situación.
Tres virus que dominan la escena
COVID-19: desde su irrupción en 2019, el SARS-CoV-2 transformó el mapa global de enfermedades infecciosas. Aun en su fase endémica, sigue generando complicaciones, especialmente cuando se combina con otras infecciones respiratorias.
Gripe estacional: la influenza sigue provocando millones de casos cada año. Su variabilidad genética y la necesidad de vacunas anuales complican su manejo. Su coincidencia temporal con la COVID genera un desafío doble en diagnóstico y atención.

Virus respiratorio sincitial (VRS) y otros: el VRS, adenovirus y rinovirus, aunque suelen afectar más a niños y adultos mayores, están mostrando picos simultáneos con otros virus. Esta confluencia eleva el riesgo de co-infecciones graves.
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¿Una sindemia en tiempo real?
La concurrencia de múltiples virus respiratorios no solo plantea un reto médico, sino estructural:
- Co-infecciones complejas: dificultan el diagnóstico diferencial, alargan el tiempo de recuperación y pueden requerir tratamientos combinados.
- Hospitales saturados: los recursos sanitarios se ven presionados ante la demanda simultánea de atención para distintas infecciones respiratorias.
- Impacto social y desigualdad: las poblaciones más vulnerables, con menor acceso a atención médica o vacunación, son las más afectadas.
¿Qué se puede hacer?

1. Vacunación cruzada y accesible. La cobertura vacunal contra gripe y COVID sigue siendo la barrera más eficaz. También avanzan las investigaciones en vacunas combinadas y específicas para virus como el VRS.
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2. Medidas de prevención sostenidas. Lavar las manos, ventilar espacios, usar barbijo en lugares cerrados y quedarse en casa ante síntomas son prácticas que siguen vigentes.
3. Preparación del sistema de salud. Aumentar capacidad hospitalaria, reforzar atención primaria y asegurar suministros son acciones clave para evitar colapsos.
4. Vigilancia epidemiológica e investigación. El monitoreo genómico de virus y el estudio de sus interacciones permitirá anticipar picos de coinfección y responder con mayor eficacia.