Durante mucho tiempo, se asumía que el cerebro comenzaba a deteriorarse después de los 60. Sin embargo, investigaciones más recientes han detectado señales sutiles desde mucho antes. Algunos estudios indican que ciertas funciones cognitivas pueden empezar a mostrar cambios ya desde los 30 años. Eso sí: no todo se deteriora al mismo tiempo ni al mismo ritmo.
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Lo que cambia por dentro del cerebro: estructura y conexiones
Uno de los primeros signos físicos del envejecimiento cerebral es la reducción de volumen. Áreas clave como el lóbulo frontal —fundamental para la toma de decisiones— y el hipocampo —clave en la memoria— pueden empezar a perder masa a partir de los 40 años. Aunque es un proceso gradual y variable, las imágenes por resonancia magnética lo confirman.

Al mismo tiempo, se alteran las conexiones internas del cerebro. Las vías que permiten la comunicación entre distintas regiones pierden eficiencia con el paso del tiempo.
Esta disminución en la conectividad neuronal suele comenzar entre los 30 y los 40 años, afectando la coordinación de funciones complejas.
¿Qué funciones se ven afectadas primero?
Aunque los olvidos frecuentes suelen asociarse a edades más avanzadas, lo cierto es que algunas formas de memoria —como la de trabajo o la capacidad de aprender cosas nuevas— pueden mostrar un declive sutil desde la mediana edad.
Eso no significa que nos volvamos “olvidadizos” de inmediato, pero sí que el cerebro empieza a tardar un poco más en consolidar recuerdos.
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Otra función que suele cambiar temprano es la rapidez con la que procesamos la información. Desde los 20 o 30 años, esta velocidad comienza a reducirse poco a poco, y con ello también la capacidad de reaccionar rápidamente ante estímulos o resolver problemas complejos con agilidad.
¿Por qué envejece el cerebro?
La genética tiene un papel importante, pero no lo explica todo.
Nuestro estilo de vida —lo que comemos, cuánto dormimos, si nos movemos, cómo gestionamos el estrés— influye profundamente en la salud cerebral.

La buena noticia es que muchos de estos factores están bajo nuestro control.
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Cómo cuidar el cerebro y envejecer bien
Aunque no podemos frenar el paso del tiempo, sí podemos adoptar hábitos que protejan al cerebro y prolonguen su buen funcionamiento. Estas son algunas de las estrategias más respaldadas por la evidencia científica:
- Mover el cuerpo: el ejercicio regular mejora el flujo sanguíneo cerebral y estimula la creación de nuevas conexiones neuronales.
- Desafiar la mente: aprender algo nuevo, leer, escribir o resolver rompecabezas ayuda a mantener activa la función cognitiva.
- Comer bien: dietas ricas en frutas, verduras, grasas saludables y antioxidantes se asocian a menor deterioro cognitivo.
- Reducir el estrés: técnicas como la meditación o la respiración profunda pueden proteger al cerebro de los efectos negativos del estrés crónico.
Envejecimiento cerebral no significa declive inevitable
Sí, el cerebro empieza a cambiar desde edades relativamente jóvenes. Pero entender estos procesos permite tomar decisiones a tiempo y diseñar estrategias para mantenernos mentalmente activos, lúcidos y creativos por más años. La clave está en actuar antes de que el deterioro sea evidente.
En definitiva, envejecer es natural. Pero cómo envejece nuestro cerebro depende, en buena medida, de cómo vivimos.