Día Internacional de la Biodiversidad: lo que perdemos cuando desaparece una especie

El 22 de mayo se celebra el Día Internacional de la Biodiversidad, una fecha proclamada por las Naciones Unidas para aumentar la comprensión y la conciencia sobre los temas de biodiversidad. Este día invita a reflexionar sobre la importancia de la biodiversidad y las consecuencias que tiene la pérdida de especies para nuestro planeta.

Concepto de biodiversidad.
Concepto de biodiversidad.Shutterstock

Por qué es tan importante la biodiversidad

La biodiversidad se refiere a la variedad de vida en la Tierra, incluyendo todas las especies de plantas, animales y microorganismos, y los ecosistemas de los que forman parte.

Esta diversidad biológica es esencial para el equilibrio y la salud del planeta, ya que proporciona servicios ecosistémicos indispensables como la purificación del aire y el agua, la polinización de cultivos, el control de plagas y enfermedades, y la mitigación del cambio climático.

¿Qué pasa cuando una especie desaparece?

Cuando una especie desaparece, el impacto va mucho más allá del silencio que deja en la naturaleza. Cada ser vivo cumple una función específica en su ecosistema, como si fuera una pieza de un engranaje mayor.

Al faltar una, ese mecanismo comienza a fallar. La desaparición de una sola especie puede alterar la estructura y el equilibrio de todo un entorno natural, a veces de forma tan drástica que ya no hay vuelta atrás.

Las cadenas alimentarias son otro reflejo de esta fragilidad. Cuando se rompe un eslabón —una planta, un insecto, un depredador—, muchas otras especies pueden verse arrastradas a la inestabilidad, incluso a la extinción.

Y no solo se pierde equilibrio ecológico: también desaparecen recursos vitales. Muchas plantas y animales contienen compuestos que podrían usarse en alimentos, medicinas o tecnologías del futuro. Pero si no se conservan, esas oportunidades se pierden para siempre.

Con cada extinción, además, perdemos conocimiento. Cada especie es una biblioteca de información biológica, una posibilidad de entender mejor cómo funciona la vida, de encontrar soluciones en la naturaleza. Su pérdida también borra posibles descubrimientos científicos o avances tecnológicos que nunca llegarán.

Los ejemplos son claros y dolorosos. El dodo, un ave que no volaba y vivía en las islas Mauricio, se extinguió en el siglo XVII por la caza y la introducción de especies invasoras.

El Dodo de las Islas Mauricio, un animal extinto.
El Dodo de las Islas Mauricio, un animal extinto.

Su caso es emblemático: el dodo se convirtió en uno de los primeros íconos de la extinción provocada por el ser humano, marcando el inicio de la conciencia ecológica moderna.

Y se sospecha que el dodo cumplía un rol en la dispersión de semillas de ciertas plantas endémicas. La más citada es el tambalacoque (también llamado “árbol del dodo”), cuya germinación pudo haberse visto afectada tras la desaparición del ave. Aunque el vínculo no es concluyente, el caso ilustra la importancia de las relaciones entre fauna y flora.

Se extinguió antes de que los naturalistas desarrollaran métodos sistemáticos de estudio. Mucha información sobre su biología, comportamiento y ecología se perdió para siempre.

Otro caso es el del tigre de Tasmania, también conocido como tilacino, lobo de Tasmania, lobo marsupial, o tilacín, que fue un marsupial carnívoro originado en el Holoceno. Era nativo de Australia, Tasmania y Nueva Guinea y se cree que se extinguió en el siglo XX.

El tigre de Tasmania, un animal extinto.
El tigre de Tasmania, un animal extinto.

Desapareció tras décadas de caza y competencia con otras especies. Como depredador tope, el tigre de Tasmania ayudaba a mantener controladas las poblaciones de otras especies. Su ausencia pudo haber generado desbalances, aunque es difícil cuantificarlo retrospectivamente.

Su extinción impactó profundamente a la identidad de Tasmania y de Australia. Hoy es un símbolo de pérdida ecológica y aparece incluso en escudos, logos e instituciones.

El tigre de Tasmania ha sido uno de los primeros candidatos para proyectos de desextinción. Su caso impulsó debates éticos y avances en biología molecular y genética aplicada.

Qué se puede hacer para cuidar la biodiversidad

Frente a esta pérdida silenciosa pero constante, la acción es urgente. Proteger la biodiversidad implica educar, informar y despertar conciencia sobre su valor.

También supone apoyar proyectos de conservación, defender los hábitats naturales y apostar por políticas públicas que frenen la destrucción ambiental.

Y, desde lo individual, se puede optar por un estilo de vida más sostenible, responsable con los recursos y comprometido con el futuro del planeta.

Porque cada especie cuenta. Y cuando una se extingue, perdemos todos.

El Día Internacional de la Biodiversidad es una oportunidad para recordar cuán intrínsecamente valiosas son todas las formas de vida en nuestro planeta y cómo nuestras acciones individuales y colectivas pueden marcar la diferencia en su preservación.

 

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