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La Semana Santa es un periodo lleno de simbolismo y tradición que invita a reflexionar sobre los momentos clave de la Pasión de Cristo. Los eventos que se conmemoran durante estos días tienen lugar en ubicaciones clave mencionadas en los Evangelios. La arqueología, como disciplina que estudia el pasado a través de sus vestigios materiales, ha intentado unir los relatos históricos con las evidencias físicas.
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Jerusalén: el corazón de los eventos
El Santo Sepulcro: considerado por muchos como el lugar de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús, el Santo Sepulcro en Jerusalén ofrece una rica historia arqueológica.
Excavaciones han revelado evidencias que apuntan a un cementerio utilizado en la época de Jesús. En 2016, una restauración del Edículo, que alberga la tumba de Cristo, permitió el análisis científico de las capas inferiores, confirmando la presencia de una estructura de piedra caliza original que coincide con la cronología histórica de la época romana.
El Monte del Templo: a menudo relacionado con las actividades de Jesús durante la Semana Santa, el Monte del Templo es un sitio de incesante interés arqueológico. Las exploraciones han desenterrado restos del Segundo Templo, estructuras mixtas de la época herodiana, lo que proporciona contexto a las narraciones evangélicas.
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Getsemaní: la muerte y la traición
Los relatos del arresto de Jesús ubican el evento en el Huerto de Getsemaní. La arqueología ha identificado un área de olivares antiguos en las laderas del Monte de los Olivos, cercana a iglesias bizantinas, que probablemente data de tiempos romanos.
Los estudios botánicos y paleobotánicos contribuyen a verificar las condiciones del entorno descritas en los textos.
El Pretorio: sede del juicio
El lugar donde Poncio Pilato presuntamente juzgó a Jesús sigue siendo objeto de discusiones académicas. Recientemente, se han planteado dos posibles ubicaciones: la Torre de Antonia y el palacio de Herodes.
Excavaciones en este último han revelado la existencia de una grandiosa estructura de gobierno de la época romana, compatible con el tipo de lugar que se esperaría para un acontecimiento de tal magnitud.
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El Gólgota: lugar de la crucifixión
Localizado en las narrativas bíblicas como el lugar de la crucifixión, pudiese haber estado fuera de las murallas de la Jerusalén del siglo I.
Las obras arqueológicas alrededor del actual sitio del Santo Sepulcro han encontrado pruebas de que era efectivamente una cantera abandonada a las afueras de entonces.
Cada nuevo descubrimiento contribuye a un entendimiento más profundo de aquellos días reflejados en las escrituras, combinando la fe con la ciencia en un diálogo continuo sobre el pasado.