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La reunión de dos semanas de los delegados de los 196 Estados miembros del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) se desarrolla con una activa participación de comunidades indígenas en Cali (suroeste) y bajo estrictas medidas de seguridad, tras amenazas de un grupo guerrillero.
En Cali han sido desplegados unos 11.000 policías y soldados colombianos apoyados por personal de seguridad de la ONU y Estados Unidos.
Colombia es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo y el gobierno ha hecho de la protección del medioambiente una bandera de lucha.
Los delegados buscarán acordar mecanismos para compartir las ganancias obtenidas gracias a información genética de plantas y animales. A menudo este material genético viene de países de bajos ingresos y a partir de él un laboratorio farmacéutico elabora medicinas que pueden significar decenas de millones de dólares de ganancias, según estimaciones científicas.
Tareas pendientes
Unas 23.000 personas, incluidos una docena de jefes de Estado y un centenar de ministros, se acreditaron para estar en la edición más concurrida de la COP, según los organizadores.
En las calles, centenares de indígenas de diferentes regiones de Colombia marcharon con atuendos y bastones tradicionales, mientras un hombre vestido de blanco hacía sonar una concha marina, para que sus conocimientos ancestrales sobre el cuidado del planeta sean tenidos en cuenta durante la cumbre.
El punto más urgente es reunir los fondos. El presidente colombiano, Gustavo Petro, criticó en un discurso el lunes que los acuerdos climáticos “no se cumplen porque los países más poderosos simplemente no tienen la voluntad”.
En la COP15, celebrada en 2022 en Montreal, los países se comprometieron a declarar el 30% de sus suelos y mares como áreas de conservación natural para 2030. Pero la mayoría está rezagada.
Tan solo el 8,4% de los océanos del mundo han sido designados como Áreas Marinas Protegidas, según un informe divulgado por Greenpeace.