Ariane 6 partió desde el puerto espacial europeo de Kurú (Guayana Francesa) a las 19:00 GMT, acometiendo sin problemas el despegue, la puesta en órbita y el despliegue de los nueve satélites que llevaba en su interior.
Entre los 17 ‘pasajeros’ de Ariane 6, figura el cubesat 3Cat-4, realizado por alumnos de la Universidad Politécnica de Cataluña, para medir fenómenos climáticos y meteorológicos desde el espacio, además del dispensador de satélites RAMI, de la empresa gallega UARX Space, que en su primer viaje también funcionó correctamente.
Aschbacher señaló en una rueda de prensa, tras el final de la misión, que era “un momento histórico” y recordó que disponer de un nuevo lanzador pesado como Ariane 6, el cohete europeo más grande, no es algo que suceda con frecuencia.
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Con el nuevo cohete, Europa vuelve a ser capaz de lanzar de forma autónoma al espacio, después de un periodo en el que dejó de contar con cohetes, lo que llevó a tener que recurrir a la estadounidense SpaceX para algunas de sus misiones institucionales.
Ariane 6 llega con cuatro años de retraso frente al calendario previsto, mientras que su antecesor Ariane 5 dejó de lanzarse hace ahora un año y el cohete Vega C sigue sin volar tras el fracaso de su primera misión comercial.
A todo ello se unió la interrupción de la colaboración con la agencia espacial rusa Roscosmos en 2020, por la guerra de Ucrania, por lo que dejaron de usarse los lanzadores Soyuz.
El director ejecutivo de ArianeGroup, Martín Sion, destacó que con el lanzamiento de hoy “Europa está restaurando su acceso autónomo al espacio y todos sabemos lo importante que es para todos nosotros”.
Un éxito de misión
Todos los responsables de Ariane 6 presentes hoy en Kurú consideraron la misión un éxito y agradecieron a todos aquellos que han participado su esfuerzo en un proyecto que ha implicado a 13 países de la ESA, entre ellos España con un 4,7 %, y más de 600 empresas del continente.
“El lanzamiento ha sido un gran éxito. Hemos hecho algo asombroso”, destacó él director de transporte espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA), Toni Tolker-Nielsen”.
Muestras de satisfacción y felicitaciones que se oyeron en dos ocasiones, pues los principales responsables del lanzador, encabezados por Aschbacher, habían hecho discursos similares una hora después del despegue, cuando los satélites se habían desplegado, dejando claro que esa era la fase más importante.
El vuelo se dividía en dos parte: la primera hasta el despliegue de los satélites, lo que se cumplió sin contratiempos; la segunda era de demostración, para ver cómo operaban ciertos sistemas en microgravedad, pruebas que no se pueden hacer en tierra.
Los problemas que enfrentó el vuelo se produjeron en esa segunda fase, señaló en la rueda de prensa Sion, cuando la Unidad de potencia auxiliar (UPA) de la parte superior del cohete se encendió por segunda vez pero se apagó enseguida.
Esto hizo que el motor Vinci, una de las principales innovaciones del cohete y con capacidad para reiniciarse hasta cuatro veces (tres para este primer vuelo) no pudiera volver a encenderse en la tercera ocasión.
El resultado fue doble, por una parte no se separaron dos cápsulas de reentrada de prueba y no fue posible desorbitar la etapa superior del lanzador para que se dirigiera a la atmósfera y allí destruirse.
Segundo lanzamiento en diciembre
Lo conseguido en la primera fase del vuelo sirve para preparar a “gran velocidad” los próximos lanzamientos y el segundo está previsto para diciembre, dijo el director ejecutivo de Arianespace, Stéphane Israël, que proveerá los servicios de lanzamiento, para misiones institucionales y comerciales.
De momento, ya hay 30 misiones en el listado de proyectos, hasta finales de 2027. De ellos, 18 lanzamientos son para el despliegue de la constelación de internet satelital Kuiper de Amazon y también se usará para satélites del sistema europeo de posicionamiento Galileo.