El trabajo, en el que han participado tres investigadores del IHCantabria, dependiente de la Universidad de Cantabria (UC), en España, se publica en la revista ‘Frontiers in Marine Science’.
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El estudio desarrolla una nueva formulación de coeficiente de arrastre basada en una revisión integral del estado del arte complementada con una campaña de campo, según informa la UC en un comunicado.
Los manglares, ubicados en regiones tropicales y subtropicales, ofrecen beneficios, como la captura de carbono, la provisión de hábitats y la protección costera, pero evaluar con precisión su capacidad para atenuar la energía de las olas es un desafío, debido a la compleja interacción de estos bosques con la hidrodinámica a la que se ven expuestos.
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La UC recuerda que investigaciones anteriores han realizado ensayos de laboratorio para estimar la atenuación de las olas producida por bosques de manglar Rhizophora proveyendo formulaciones que relacionan las características físicas de éste con las condiciones de oleaje y dando lugar a estimaciones del coeficiente de arrastre.
Sin embargo, estos resultados no han sido validados con datos de campo y estos estudios no consideran la variabilidad en las características físicas del bosque a lo largo de su perfil.
Ahora, a través de una meticulosa campaña de campo, realizada en un bosque de Rhizophora, en Costa Rica, los investigadores caracterizaron la estructura del manglar y midieron las condiciones del oleaje durante 23 días continuos.
La capacidad de los manglares y la protección de ecosistemas
Entre los hallazgos clave se revela una reducción del 34 por ciento en la altura de las olas incidentes a lo largo de los 63 metros del bosque monitorizados y la obtención de la nueva formulación que permite estimar la capacidad de protección de estos ecosistemas.
El autor principal del estudio es Fernando López Arias, quien está vinculado como investigador predoctoral al Grupo de Riesgos Climáticos, Adaptación y Resiliencia de IHCantabria, donde también trabajan sus directores de tesis y coautores del artículo: María Maza y Javier L. Lara.
Los otros coautores son Felipe Calleja y Georges Govaere, miembros de la Unidad de Ingeniería Marítima, de Ríos y de Estuarios (IMARES) de la Universidad de Costa Rica.
Arias destacó el aporte de este estudio, porque “además de avanzar en la comprensión de la atenuación de las olas en los manglares, también proporciona una nueva herramienta para cuantificar de forma fiable su servicio de protección costera, de tal forma que puedan ser considerados como soluciones resilientes dentro de los planes de adaptación costeros ante efectos del cambio climático”.
Este estudio, añadió este investigador, representa un paso “significativo” hacia la reducción de la brecha entre experimentos de laboratorio y aplicaciones de campo en la investigación sobre manglares.
“Al mejorar nuestra comprensión sobre las interacciones entre los bosques de manglar y el flujo, los resultados de este estudio alimentan las herramientas numéricas que utilizamos para cuantificar el servicio de protección que proporcionan estos ecosistemas y así poder favorecer la implementación de soluciones basadas en la naturaleza que se basen en esta capacidad de protección”, concluyó María Maza.